El senador premium y el 'geyperman' andaluz

Moreno se recrea con éxito en su zona de confort mientras el PSOE no asume el necesario proceso de renovación

Juanma, cuidado con el pitón de la Sanidad

El presidente andaluz apunta a la gran clave: la sumisión

Juan Espadas y Juan Manuel Moreno, en una imagen en el Parlamento de Andalucía.
Juan Espadas y Juan Manuel Moreno, en una imagen en el Parlamento de Andalucía. / M. G.

29 de noviembre 2023 - 05:00

Lograda por fin la investidura tras activar una ingeniería política y jurídica nunca vistas (y lo que te rondaré, morena), mucho nos tememos que el empadronado en el Palacio de la Moncloa no tiene entre sus prioridades la resurrección del PSOE andaluz. Mi Juan (Espadas) no ha sido ministro, pero ha logrado la portavocía del Senado, que es algo más que una simple pedrea en el sorteo de puestos del sanchismo. ¿Es merecida? Sin duda. Mi Juan no dudó en dejar la Alcaldía de Sevilla cuando se le pidió que emprendiera el viaje a ninguna parte (buena) de la política autonómica. Un gran servicio a Pedro, un mal negocio en su trayectoria política. Nunca un alcalde de Sevilla ha dimitido, sobre todo porque cuando renunció al cargo lo tenía todo para repetir hasta que se cansara. La Cámara Alta es quizás de los lugares más nobles de la política nacional, aunque solo sea por una mera cuestión de imagen institucional. Pero no es compatible con el liderazgo orgánico en una región de más ocho millones de habitantes. Andalucía es literalmente inmensa. El nombramiento de portavoz compensa un sacrificio personal en política, supone un fuerte espaldarazo, pero los ciudadanos exigen que se vele por el interés general. Parece claro que mi Juan no repetirá como candidato en unas elecciones andaluzas, por lo que conviene ir preparando a uno nuevo. O nueva. El reconocimiento concedido a Espadas debe ir acompañado del comienzo de la renovación del partido en Andalucía más pronto que tarde.

¿Ha renunciado el PSOE a recuperar su condición de partido de la tierra? ¿Confía sus opciones de recuperar el Palacio de San Telmo exclusivamente a la posibilidad de que Moreno emprenda la aventura nacional en caso de caída de Feijóo? ¿No se van a mover los socialistas para que se les vuelva a identificar con la causa andalucista? Moreno lleva cinco años al frente de Andalucía. El Gobierno no puede ya justificar los problemas en la herencia recibida. Alguien tiene que fiscalizar la gestión del Ejecutivo de la mayoría absoluta, que vive en una espléndida zona de confort mientras hay agujeros tremendos en la Sanidad. Alguien tiene que elevar el nivel de la exigencia al presidente y su equipo. No ponérselo fácil por el bien de los andaluces, por el necesario contrapeso y porque, al final, caen hasta los gobiernos más fuertes y conviene tener preparado el relevo. La empresa no es fácil. Fíjense que Moreno pisó la cáscara de plátano de Doñana... y el partido que al final le ha sacado. Hoy tiene mayoría absoluta en Huelva, ha proyectado una imagen de concordia institucional y lo hemos visto hasta vestido de geyperman, modelo Félix Rodríguez de la Fuente.

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