Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
Desde mi córner
OCURRE que las sensaciones que trae bajo el brazo este parón son muy diferentes a las que sentíamos antes del oro austriaco. Este parón liguero nos llegaba con la inoportunidad por bandera y molestando como molesta un chino en el zapato. Ahora también goza del don de la inoportunidad, pues resulta chocante parar cuando apenas se echó a andar, pero con la particularidad de que sus efectos se palian con la ilusión que supone ver al actual equipo nacional. Y es que el seguimiento de nuestra selección se hace muy atractivo por el título logrado en Viena el verano pasado y por la forma en que se logró.
Se para el fútbol de auténtico interés, el de Primera División, y también puede servir de lenitivo el hecho de que el Betis tenga partido, pero esto desconsuela más que consuela, ¿o no? El partido de esta noche en Riazor se acoge con el interés que conlleva ganar para tener sacado con tiempo el billete para el verano sudafricano y por extasiarse de nuevo con Xavi, Villa, Silva, Torres, Cesç y compañía. De todas formas, habría que echar mano de cierta cautela porque el fútbol realizado por el equipo en la reciente Copa Confederaciones no se pareció al que deleitó al mundo sobre la grama de los campos austriacos, que no sólo se cayó allí por mala fortuna.
Se ha encontrado, además, el punto por donde establecer ese juego de atacar al seleccionador nacional. A Del Bosque le han buscado un talón de Aquiles artificioso, pues no puede contemplarse de otra manera esa milonga de si jugar con Villa y Torres o sólo con uno de ellos. Particularmente creo que no todos los partidos son iguales y que si ante Bélgica o Estonia, los más cercanos, conviene contar con ambos, quizá con Argentina y Brasil sea más prudente contar con más futbolistas por detrás de la pelota. Disquisiciones sólo al calor de este septiembre que empieza con un parón que ahora fastidia menos que cuando la selección se veía con menos interés.
También te puede interesar
Lo último