Sacar a España de Cataluña

03 de agosto 2024 - 03:08

El hartible procés catalán fracasó estrepitosamente cuando se planteó como ruptura a campo abierto contra España, su Constitución y sus leyes. Con referéndum ilegal, desafío al Estado y aquella proclama histérica de la independencia durante un ratito. Ahora el procés va camino de triunfar sin romper un plato. Entonces se intentó sacar a Cataluña de España. Ahora se trata de sacar a España de Cataluña.

El cambio de método ha sido posible por la conjunción de dos fenómenos: el pragmatismo de ERC, la gran derrotada de las últimas elecciones catalanas, convencida a la fuerza de que con la ruptura no se va a ninguna parte, y la extrema ambición de poder y la extrema ausencia de escrúpulos del actual líder del PSOE. Y haciendo, ambas partes, de la necesidad virtud.

Si el pacto PSOE-ERC para hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa sin ni siquiera decir su nombre no se tuerce a última hora, el independentismo habrá dado un paso de gigante, cercano ya a sus máximos objetivos. La soberanía fiscal otorga a Cataluña la llave de la caja y despoja al Estado español de buena parte de sus instrumentos de redistribución de la riqueza entre sus distintos territorios. Estamos hablando de las cosas de comer. No se me ocurre nada menos progresista que fomentar la desigualdad y la insolidaridad. La mera bilateralidad, una de las aspiraciones sagradas del catalanismo, es ya una bajada de pantalones.

El pacto va de eso. Con la amnistía se aceptó el relato falsario de los independentistas: la Justicia española castigó severa e injustamente a los patriotas catalanes que sólo protestaban, en ejercicio de la libertad de expresión, contra la opresión de España. Con el pacto para investir a Illa lo que el Gobierno español acepta es prácticamente el programa de ERC.

Oído al parche. Esto va de singularidad fiscal, de recaudación de impuestos, de concierto con un mecanismo de solidaridad inconcreto y con vocación menguante, de fomento de las selecciones deportivas catalanas, de crear un Departamento de Política Lingüística de la Generalitat para reforzar el uso del catalán (como si no fueran los hispanohablantes los que tienen que acudir a los tribunales para ejercer sus derechos), de aumentar las inversiones del Estado en Cataluña, de gestionar también la inmigración y los aeropuertos... En fin, de borrar de allí cualquier huella del Estado. De sacar a España de Cataluña.

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