Las rutas para pasear por Sevilla

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Esta ciudad pide un catálogo de rutas para caminatas urbanas como las hay de senderismo por las sierras y campos de Andalucía

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La calle San Jacinto
La calle San Jacinto / M. G.

13 de febrero 2025 - 04:00

Una caminata por Sevilla de entre seis y diez kilómetros es una actividad física saludable y socialmente muy recomendable. Herrera (Carlos) es de los que se patean diez kilómetros cada día. Hace la ruta de los mercados (Tiro de Línea incluido) a partir de las diez de la mañana, a la hora en la que algunos se han ganado el lujo de vigilar las obras, como él mismo cuenta con fino sentido del humor. Hay dos ciudades especialmente hermosas para ser paseadas: Roma y Sevilla. Se trata de hacer eso que proclama el genial anuncio de Tussam cuando insta a dejarnos llevar. Ahora que están de moda los itinerarios oficiales, se podrían promocionar las rutas de los paseos por Sevilla. La más conocida es la del Parque de María Luisa. Qué sevillano es pegarse una caminata hasta el parque, sobre todo los domingos; cruzar por las glorietas, enviarle mensajes a la eficiente concejal doña Evelia Rincón sobre las papeleras que están saturadas, visitar el muy chic mercadillo dominical junto al kiosko Abilio, beber en las fuentes, comprobar la evolución de la obra del Arqueológico, confirmar que hay estatuas que siguen amputadas como la del Genio y acabar entre turistas en la Plaza de España al frescor de la fuente. En días laborables se pueden usar los cercanos servicios de la antigua Fábrica de Tabacos, porque en el parque la cosa resulta más difícil, sobre todo desde que no está la Raza. La ruta trianera alcanza hasta El Tardón con derecho previo a entrada en la capilla de la Estrella, a marinear por las estrecheces de San Jacinto, a saludar a Manuel Alés y a disfrutar de los naranjos de esas calles de ensueño que piden retransmisión de Catoni y Linde en la entrada tardía de San Gonzalo. La ruta del Tiro de Línea suele incluir la posibilidad de saludar a Pepote Rodríguez de la Borbolla en el referido mercado de abastos y a bichear el quién es quién en las terrazas de veladores del Porvenir que se consolidan como escaparates sociales al estilo de las de Los Remedios en los años 80 y 90.

La ruta de Nervión por el eje de San Bernardo permite contemplar la Fábrica de Artillería, la milla de oro de los gimnasios con esas fotos de modelos esculturales, esa Gran Plaza con el muy desconocido monumento a Fray Serafín Madrid y la calle Marqués de Pickman con esos comercios ochenteros que sacan a la acera los percheros de batitas fresquitas que tanto le gustan a Paco Robles. Hay una ruta casi oficial a la vera del río –del Puerto de Rafael Carmona al Huevo de Colón– pero es convencional y te cruzas con mucha gente, a veces al ex de Telefónica, señor Pallete. Las rutas buenas son las urbanas, donde se ve la ciudad real.

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