Los rompedores de la paz del hogar

La aldaba

No es de fiar alguien que te llama por teléfono durante la final de la Eurocopa para un asunto absolutamente menor 

El peligro de los plastas del calor

"A Adolfo Suárez le pregunté cómo aguantó sentado el 23-F"

Un teléfono móvil.
Un teléfono móvil. / M. G.

26 de julio 2024 - 04:00

No siempre se puede dejar para septiembre un asunto espinoso. Es un lujo poder orillar problemas, ponerles fecha para después de agosto y enviarlos una temporada a la papelera de reciclaje. Hay gente muy brasa que no descansa nunca, que vive con su prioridad en la boca, con lo suyo por delante y el interés particular como estandarte. Conviene tenerlos bloqueados más tiempo que la cúpula del poder judicial. Te asaetean un domingo, un viernes por la noche y, por supuesto, a mediodía, en pleno almuerzo o en el intento de siesta. Se ha impuesto la generación mute que no quiere hablar al igual que se ha normalizado que cualquier hora es buena para tratar un asunto que perfectamente puede esperar al horario de oficina. La clave es que te cojan el teléfono, que te respondan, como el conductor que por el mero hecho de poner el intermitente ya considera generado el derecho a ejecutar la maniobra sin más cautelas. Hay verdaderos profesionales del egoísmo. La pasada Eurocopa sufrimos a algunos rompedores de la paz que no respetaron ni el horario en que jugaba la selección española. Un par de tipos llamaron insistentemente al teléfono para verdaderas estulticias que podían ser tratadas a la mañana siguiente, pero con lo que demostraron ir a lo suyo. Uno con la barrila antisanchista, otro para vender una supuesta opinión ilustrada sobre un asunto de actualidad. Y el caso es que ninguno se quejó de no haber sido atendido en el preciso momento de la llamada. Los brasas insisten, pero es curioso que no presentan queja cuando reciben el silencio. Alguien que te llama cuando España está jugando la final de la Eurocopa (recuerden que era domingo por la noche) para colocarte una colaboración en el periódico no es de fiar.

La España que solo quiere hablar de su libro es cargante. Tampoco, quizás, debería firmar en un periódico porque ha revelado que vive ajeno a cuanto ocurre en la sociedad. Una final de Eurocopa interesa hasta a los que no siguen el fútbol. Por supuesto, determinados egoístas están en todo su derecho a no gustarles el balompié, pero no se puede alterar la tranquilidad de un hogar de forma tan chocante y grosera. En la final de 2008 estudiamos el consumo doméstico de agua, quedó demostrado que el pico de la demanda se disparó una hora antes del partido y en el descanso. Con el balón rodando se produjo un auténtico bajonazo en la demanda. Se ve que el personal se autorregula en todo cuando quiere y le interesa. Pero hay locos que siguen con su tema. Hay que cerrarles... el grifo. 

stats