Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El 14 de mayo de 1980, Martín Zabaleta, guipuzcoano de Hernani, acompañado del sherpa nepalí Pasang Temba, se convirtió en el primer español que alcanzaba la cima del Everest. El pasado sábado, los dos alpinistas hicieron el saque de honor en San Mamés del partido de fútbol Athletic de Bilbao-Espanyol. El sherpa colocó en la cumbre una bandera de Nepal; Zabaleta, una ikurriña, un símbolo antinuclear y el anagrama de Eta con el hacha y la serpiente. Un día después de aquella gesta comparable con el oro de Paquito Fernández Ochoa en Sapporo o el triunfo de Manolo Santana en Australia, ETA asesinaba en San Sebastián a tres policías nacionales, dos de ellos andaluces, Jesús Holgado, de Carratraca (Málaga), y José Manuel Rodríguez, de Almería, que tomaban café con un compañero leonés; y en Goizueta (Navarra) acababa con la vida de Francisco Ramón Ruiz Fernández, 26 años, de Arjona (Jaén). Su mujer estaba en Málaga porque quince días antes había dado a luz a su segundo hijo. El alpinismo se ha cobrado muchas víctimas. Zabaleta es un superviviente que ahora vive en Estados Unidos recordando los buenos momentos vividos en la montaña. Es posible que se haya arrepentido de ese gesto que empañó su gesta, el de colocar el símbolo de unos asesinos en ese lugar donde el cielo se besa con la tierra. Lo que no es de recibo es la hipocresía del equipo bilbaíno que amparó este homenaje que no deja de ser una bofetada a las víctimas de ETA.
El año que Zabaleta conquistó el Everest, 1980, fue el que ETA batió su propio récord de asesinatos, 98, de los cuales 18 eran andaluces. En el año del 28-F. Cuatro malagueños, cuatro granadinos, tres gaditanos, tres almerienses, tres de Jaén y un cordobés. Nueve guardias civiles, seis policías nacionales, un hostelero, un trabajador portuario y un marmolista de Albox (Almería). Serían 19 si le añadimos a un sevillano consorte, José Ignacio Ustaran, perito industrial, militante de UCD, uno de los muchos crímenes de ETA que está sin resolver. Sus asesinos se lo llevaron de su casa cuando preparaba el cumpleaños de su hija Mariola, que se quedó sin apagar las siete velas de la tarta. Estaba casado con Charo Muela, sevillana de Constantina, concejal de UCD en el Ayuntamiento de Vitoria. Al enviudar, cogió a sus hijos y se volvió a Sevilla.
ETA asesinó los doce meses de ese año. Tal día como hoy, 23 de octubre de 1980, mató al delegado de Telefónica en San Sebastián, a un profesor de FP de Amorebieta y a un militante de UCD de Elgóibar (Guipúzcoa). Se llamaba Jaime Arrese Arizmendiarreta y aparecía en una fotografía de dirigentes de la UCD en Zumárraga en 1977 con Ustaran, Juan de Dios Doval Mateos, los dos asesinados por ETA ese mismo año, y los ex ministros Marcelino Oreja y Jaime Mayor Oreja.
El 20 de septiembre de 1980 cumplía Zabaleta 31 años. Primer cumpleaños después de subir el Everest. Ese día ETA mató a cuatro guardias civiles en Marquina, uno de ellos Miguel Hernández, de Guadix. Cuando volver de comprar el periódico, dejar a tu hija en el colegio, esperar a tu novia en un bar o salir de la joyería o la sastrería podía entrañar tantos peligros como subir a la más escarpada de las montañas.
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