¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Capitanía y los “contenedores culturales”
Es lo que tiene la polarización extrema: todo lo que hace el Gobierno tiene que ser malo o insuficiente a ojos de la oposición, y todo lo que es negativo en la realidad política actual tiene su origen en la herencia recibida de cuando gobernaba el PP. Para entonar ambas salmodias no hacen falta argumentos ni datos. Basta con las consignas, los eslóganes, los insultos y los improperios.
Esta semana Pedro Sánchez ha actuado correctamente ante la crisis desencadenada por el populista mexicano López Obrador y su sucesora. Vetaron la presencia del Rey de España en la toma de posesión de ésta con un pretexto inefable: que Felipe de Borbón no había contestado a la carta que le envió Obrador hace cinco años exigiéndole que pidiera perdón por la conquista española de hace más de cinco siglos. Abracadabrante mecanismo para desviar la atención sobre su propia gestión en México, uno de los países mas violentos, corruptos e injustos de América.
Sánchez ha hecho lo que tenía que hacer, o sea, proclamar que es el Gobierno de España el que decide quién representa a la nación en la investidura de una presidenta de habla hispana, confirmar que ha de ser el monarca –como en muchas ocasiones en los últimos años– y, una vez rechazada esta opción por la nueva mandataria mexicana, presentar quejas diplomáticas en Madrid y Ciudad de México y estar ausente de la ceremonia. Si no aceptan al jefe del Estado, no va nadie. Se siente.
Bueno, algunos sí que van a ir el próximo martes. Desgraciadamente son los socios y aliados de Pedro Sánchez, encantados de participar en cualquier evento que contenga un deterioro de o un agravio al Rey de España. Allí estarán, pues, el secretario primero de la Mesa del Congreso, Gerardo Pisarello (Sumar); la europarlamentaria Irene Montero (Podemos), y otros en representación de Bildu y BN gallego. Lo de Sumar es para nota: no irá Yolanda Díaz porque es vicepresidenta del Gobierno, pero sí el citado Pisarello, que también es cargo público del Estado que encarna el rey ninguneado. La coordinadora de Podemos, Ione Belarra, dice que la decisión de Sánchez de dejar vacía la silla de España es “un ejercicio de servilismo monárquico insoportable”. Mientras más habla en nombre de la gente más lejos se coloca de lo que la gente piensa; mientras más se radicaliza verbalmente más se acerca al abismo extraparlamentario.
El PP cree que Sánchez ha sido poco duro.
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