La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Yemas, pestiños, empanadillas, carmelas, dulces de chocolate y almendra, cortadillos, bollitos, mantecados, pastas, mazapanes, tocinos de cielo, rosquillas, mermeladas, sultanas, tortas variadas, perrunillas... Y así como el cuento de nunca acabar, una lista interminable de delicadezas navideñas salidas de las manos de Dios mediante esas siervas que viven en los conventos. Desde mañana y aunque la fecha de clausura de esta muestra de dulces conventuales está fijada para las siete de la tarde del martes, lo más probable es que las puertas se cierren mucho antes por una razón tan simple como sencilla, la de que no quede ni una sola almendra en sus estanterías. Esta maravilla vuelve a los Reales Alcázares tras dos años muy duros y, comprobado qué es lo que pasó en los tiempos anteriores, mejor será que se dé prisa no sea que vaya a llegar cuando ya no haya nada.
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