Martín Navarro Merino

El reto demográfico. Un desafío de nuestro tiempo

El autor analiza los efectos de la caída de la natalidad en la sociedad actual en correlación con el aumento de la edad de las mujeres que se estrenan en la maternidad y las barreras que influyen en ello

El reto demográfico. Un desafío de nuestro tiempo
El reto demográfico. Un desafío de nuestro tiempo

15 de junio 2024 - 06:00

El reto demográfico es un desafío de nuestro tiempo y para su análisis es necesario estudiar de dónde venimos, dónde estamos y cuáles son las perspectivas futuras de la situación demográfica actual. Es evidente que el descenso progresivo de la natalidad, tiene causas multifactoriales, destacando la escasez de empleo para la población de jóvenes, con una remuneración adecuada, la dificultad para la adquisición o alquiler de una vivienda y para establecer una conciliación familiar adecuada.

Este descenso de la natalidad también produce gravísimas consecuencias tanto sociales como económicas. Cada vez tenemos una población más envejecida, con un aumento del gasto para su mantenimiento adecuado y un escaso relevo generacional.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, podemos afirmar que la caída de la natalidad es un problema que afecta a toda España. En la última década, en Andalucía ha caído la natalidad un 24,8%, un índice superior a la media nacional del 24,4%, siendo su peor dato histórico de nacimientos. De esta forma, nuestra Comunidad se mantiene en situación de invierno demográfico: mueren más personas que nacen.

Pero si es llamativo el descenso de la natalidad, también lo es el aumento de la edad de las mujeres para tener hijos, siendo mayoritario el grupo de primíparas entre 30 y 39 años (62,6%), entre 25 a 29 (17%), menores de 25 (10,4%) y mayores de 40 años (8,4%), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en nacimientos registrados desde enero hasta septiembre de 2023. Y según los últimos datos provisionales del INE 2023, refieren los porcentajes de primíparas menores de 25 años en el 9,4% y, de 40 años o más, en el 10,7%. Es decir nacen más niños de madres de 40 años o más, que de madres menores de 25. En resumen, podemos decir que cada vez tenemos una maternidad más tardía, con mayores riesgos materno fetales, entre ellos el aumento de alteraciones genéticas en los recién nacidos. Todo ello nos hace pensar en cuáles serían las barreras que están influyendo en el nivel de fecundidad.

En primer lugar aquellas asociadas al contexto económico. Es uno de los factores que influye directamente en la decisión de acceder a la maternidad. Situaciones tales como el paro juvenil, la precariedad laboral o, incluso aún teniendo trabajo, el empobrecimiento de la vida en general, son barreras que interaccionan directamente con el planteamiento de los jóvenes adultos para decidir tener hijos.

La segunda barrera, sería el nivel educativo. Este indicador está muy relacionado con el anterior puesto que tejer una carrera profesional requiere un nivel elevado de estudios lo que interacciona con la decisión de tener hijos/as. Así lo pone de manifiesto la Encuesta sobre Fecundidad (2018) donde se observa que las mujeres que cuentan con un nivel de estudios superiores han tenido una media de hijos e hijas menor a aquellas mujeres que cuentan con un nivel de estudios más bajo. Es una característica de las sociedades de nuestro tiempo.

La tercera barrera, es la dificultad de conciliación familiar. Este factor es más influyente en la idea de tener el segundo o más hijos.

Por lo tanto son necesarias medidas que, implicando a diferentes administraciones, tengan como objetivo mantener un nivel moderado en la brecha existente entre deseabilidad y realidad reproductiva, tales como la creación de empleo juvenil de calidad, especialmente femenino, facilitar el acceso a la vivienda, proporcionando ayudas a la conciliación de la vida familiar y laboral incidiendo en la corresponsabilidad, adaptación de la jornada laboral, permitir el teletrabajo, incrementar y equiparar los permisos de paternidad, generar servicios públicos que sostengan las tareas de cuidados y mostrar mayor comprensión para las bajas maternales o paternales.

Para concluir, es muy importante fomentar una cultura de la corresponsabilidad del cuidado en todos los ámbitos de la sociedad y, de esta manera, incrementar la natalidad, las administraciones legislando y las empresas acatando y favoreciendo la aplicación de las normas establecidas.

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