¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
El espectro de Paulina Crusat
Todo es cíclico. Nos hemos pasado años como testigos del envejecimiento del barrio de Los Remedios, que vivió su eclosión en los años sesenta, con matrimonios jóvenes con muchos hijos en pisos de grandes extensiones, o con señores de toda la vida que sustituyeron las casas solariegas del casco histórico por los pisos de la promotora de Gabriel Rojas. La Avenida República Argentina se convirtió en uno de los ejes urbanos más cotizados para vivir y para los profesionales que querían tener una consulta de cara al público: médicos, abogados, notarios, etcétera. Menos El Corte Inglés, que apostó por Nervión, las firmas locales más conocidas abrieron en Los Remedios, desde las confiterías Ochoa y Nova Roma hasta las sastrerías Derby, Ibáñez y Nicolás, pruebas irrefutables de que existía una población demandante y pudiente. Nunca olviden la apertura de una sede en el barrio del Real Círculo de Labradores, con piscina social incluida. La pujanza fue tal que alguien quiso ver en Los Remedios una suerte de barrio madrileño de Salamanca, con esos comercios propios y ese desfile de tatas iberoamericanas para arriba y para abajo, debidamente uniformadas y siempre con caras de pocos amigos, sobre todo cuando en pleno verano tenían y tienen que recoger a los más pequeños de los baños. El gran estandarte de la hostelería, donde dejarse ver a las horas punta, ha sido y sigue siendo el José Luis. Y para el ambiente más popular, el bar Santa María. Pero la crisis se cebó especialmente con este barrio, que pasó a quedarse con los padres, convertidos en abuelos, y a perder hijos en favor de Los Bermejales, Sevilla Este o los pueblos del Aljarafe. La entrada de la segunda generación en Los Remedios se ha retardado, como lo ha hecho en las playas. ¿Cuántos cuarentañeros siguen encajándose cada verano en las segundas residencias de padres o suegros? El problema de la vivienda en España provoca que el piso en la playa suene a música celestial para la gran mayoría. Ahora el barrio vive cierta recuperación según los informes del mercado inmobiliario. Los precios han vuelto a subir porque la demanda también lo ha hecho. Tal vez en Nochebuena y Nochevieja deje de ser un barrio receptor donde resulta imposible aparcar a partir de media tarde. A las elecciones del club Labradores se presenta una lista formada por mujeres. Nova Roma ya cerró. Ibáñez padre ha echado el persianazo, pero sigue el comercio del hijo, todo un brote verde para un barrio donde los cuadros de la caza del ciervo deben dejar paso, al menos, a alguno de pintura moderna. Lo que no varía es el apoyo masivo al PP. Ni antes ni después. Ni con ciervos ni sin ellos. Hay bosques que no cambian de especies.
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