La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Cuando Cenicienta pierda su zapato y las brujas anden preparando sus escobas, entonces, sólo entonces, podremos decir que la Feria ha terminado. El pase de la firma se lo da esta noche esa explosión de fuegos que llena los altos cielos de Sevilla de fugaces luminarias. Sólo después de que se apague el último resplandor y suene el último trueno podremos hacer un balance riguroso de cuanto acaeció en Los Remedios y en toda la ciudad desde aquel pistoletazo de salida que fue el alumbrado el pasado sábado. Durante siete días con sus noches y sus altibajos térmicos, hemos podido comprobar que ese milagro que es la Feria de Sevilla sigue gozando de una excelente salud. El modelo ha ido sufriendo las lógicas transformaciones para acomodarse a los tiempos, pero a ver qué pueblo es capaz de poner en valor una ciudad paralela durante siete días sin que se mueva un varal.
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