La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Hace unos días el pleno de la Diputación Provincial ha reiterado al Ayuntamiento de Sevilla un ofrecimiento para solicitar la cesión del antiguo Mercado de la Puerta de la Carne, y ocuparse de su completa rehabilitación e instalación de un espacio escénico. Parece una propuesta razonable por parte de la Corporación Provincial. Funcionalmente y por gestión es justificada. Y la ciudad recuperaría por fin el edificio, de indudable mérito arquitectónico y difícil funcionalidad, además de sus problemas de estado de conservación.
Un edificio que lleva 25 años en barbecho, casi los treinta de rigor que tarda todo en Sevilla, y sufriendo muchas vicisitudes de gestión y obra. Una obra pionera del racionalismo en Sevilla, catalogado y reconocido proyecto de los arquitectos Gabriel Lupiáñez y Aurelio Gómez Millán, construido entre 1927 y 1929, como edificio público entre la ola dominante del regionalismo de la Exposición Iberoamericana. Hemos defendido los méritos de la arquitectura del edificio y el interés de la arboleda y plazoleta trasera. En la situación del edificio y del entorno, habrá que acordarse por una vez de los vecinos y comercios aledaños, que aguantan una obra eterna y un recinto mal protegido. Las obras del antiguo mercado es una cuestión pendiente del siglo pasado. Da sonrojo pensar en las sucesivas corporaciones municipales presididas sucesivamente por Soledad Becerril, Alfredo Sánchez Monteseirín, Juan Ignacio Zoido, Juan Espadas, Antonio Muñoz y ahora José Luis Sanz. Con los correspondientes órganos de gestión de la Gerencia de Urbanismo.
En todos estos años han surgido problemas: las obras han resultado ser más complejas y caras de lo previsto al tener que afrontar la consolidación de una estructura de hormigón armado de los años veinte que llevaba décadas sin mantenimiento ni cuido y además han aparecido los restos del antiguo matadero que dio nombre al enclave y que habrá que tratar por su valor histórico. Cada vez la solución del edificio apunta a un uso público. Y si en este tiempo la gestión del edificio se ha complicado el entorno ha cambiado y mucho, en mi forma de ver a mejor y resolviendo algunas cuestiones primordiales de uso del entorno y del patrimonio arquitectónico próximo. En primer lugar, el éxito de las obras de restauración y recuperación de una parte esencial de la Fábrica de Artillería de San Bernardo, que ha puesto en servicio espacios más que suficientes para la ciudad y el propio barrio que le da nombre. En segundo lugar, la iniciativa del Grupo ABU que gestionará los terrenos inmediatos de Santa Bárbara, donde se construirán 276 viviendas con un cupo de protección oficial y espacios libres, que dará continuidad residencial desde la Florida a la Buhaira y se consolidará para usos públicos el antiguo taller de montajes de 1916, edificio catalogado y protegido. La propuesta de la Diputación es casi la última oportunidad del Mercado de la Puerta de la Carne y para Sevilla una buena solución.
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