¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Instalados en el mismísimo corazón del puente habremos de convenir en que esto no es un puente cualquiera, ni siquiera un acueducto a guisa del de Segovia. Esto es un puente para que se muera de envidia el de San Francisco o el nuevo que une Puerto Real con Cádiz y que te deja en las puertas del Cortinglés. Pero a lo que íbamos, que no es otra cosa que la inconmensurable extensión de este puente que abarca una semana enterita. Un puente que deja prácticamente inhábil esta semana que hoy arranca en el lunes menos marrón de este año dos de pandemia. Una concatenación de festivos que, prácticamente, tiñe de rojo un puñado de números en el almanaque. Un puente para que el nomadeo convierta en migraciones tantos movimientos de personas para un panorama que maquilla una situación dramática. Y que haya gente que lo coja de pitón a rabo... qué cosa.
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