La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Es la educación, no el turismo de calidad
El Supremo llama a su puerta. Como aquel jabón que les vendían a nuestras madres en sus casas. Como Avón, el juez del Supremo Angel Hurtado está a punto de aparecer en el rellano de La Moncloa para llamar a la que fue la puerta del despacho del mullidor de falacias ad hominem, ministro Oscar López, el de Justicia Felix Bolaños y la propia casa donde vive atrincherado el presidente. Hasta ahí va a llegar cual Pulgarcito quien logró regresar con éxito a la casa de sus padres tras abandonarles a su suerte en el bosque, habiendo sido víctima de sus hermanos, quienes le humillaban por su tamaño y de muerte por parte del ogro con grandes botas. Esos siete perversos que rondaron por la cabeza de Charles Perrot, no tuvieron más protagonismo que aportar el valor a la moraleja del cruel relato con el que pretendía enseñarnos que más importante que ser grande o pequeño es saber utilizar la inteligencia y el ingenio. El ogro podría ser Sánchez, a quien habría que robarle las botas para salvar al mundo. Pero para eso tendremos que esperar hasta que Hurtado, siguiendo las piedras del camino, alcance La Moncloa. Desde la portavoz, Pilar Alegría, pasando por Marlaska, otros ministros más, hasta el de Justicia Felix Bolaños, continúan presionando al juez que instruye el caso de delito por revelación de secretos por parte del FGDE, para que abandone la causa. Su falso argumento es que no hay pruebas despreciando los indicios incriminatorios. Pruebas: Álvaro García Ortiz se autoinculpó al borrar los mensajes de su teléfono móvil ¿Por qué iría a borrar alguien con dos dedos de frente una prueba que demostraría su inocencia? Prueba: declaración de Almudena Lastra, fiscal superior de Madrid, que siendo de su equipo de confianza, se negó a cumplir la orden de García Ortiz para sacar una nota de prensa con los datos secretos del novio de Ayuso. Prueba: Lastra ha declarado, que le preguntó a su jefe, Álvaro García Ortiz, si él había filtrado los datos. Prueba: la propia respuesta del fiscal general de Estado a esa pregunta: “ Eso ahora no importa”. Prueba: Lastra aseguró que las informaciones que se filtraron a la prensa contenían datos que sólo podían haber salido de Fiscalía. Prueba: el fiscal de delitos económicos, Julián Salto, quien negoció con el abogado de la pareja de Ayuso, y Lastra, negaron ante el Supremo la existencia de un protocolo para el borrado de teléfonos como aseguró García Ortiz. Prueba: el Sánchez cambió entonces su teléfono después de siete años. Pulgarcito, piedra a piedra, va encontrando el camino para llegar a casa y poder llamar a la puerta. Toc toc…
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