La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los caídos de la Sevilla de Oseluí
El Real Betis Balompié acaba de sacar a información pública su magno proyecto de edificio comercial complementario al estadio de Heliópolis, y no me resisto a reflexionar en voz alta sobre algunos aspectos externos que lo convierten en un gigante con pies de barro, al margen de que próximamente las asociaciones de los barrios circundantes presenten su propio argumentario sobre lo que se les viene encima con el edificio en sí. Hay al menos cinco puntos críticos relativos al impacto del peculiar edificio sobre el entorno que le rodea.
1. Las grandes obras de construcción van a coincidir con los fastos del centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929, cuando la América Hispana se reconcilió con su madre patria, y el Ayuntamiento ha prometido dar un fuerte impulso a su celebración. Tales actos se pretenden ubicar, como es lógico, en torno a lo que fue aquella primera ampliación hacia el sur de la ciudad, pero en ese momento va a estar levantado por las grúas y socavones de dos grandes proyectos, el del puerto con su distrito urbano portuario, y el del proyecto empinado del Betis. Si se pretendía atraer un público curioso a esos actos y celebraciones –música, teatro, debates, conferencias–, nada peor que recibirlo con el espacio atestado por obras, andamios y camiones de carga.
2. Fracaso económico seguro. Como ha comentado Diego de Caralt, el proyecto de Sevilla Park no prosperó porque competía con el de Lagoh. En el del Betis, si bien el préstamo ofrecido por LaLiga Impulso le va a permitir construir ese edificio de 13 plantas, sus comercios entrarán además en competencia directa con la fuerte estructura de pequeñas tiendas de la barriada de Bami y de la Avenida Reina Mercedes, y en el envite no todo caerá de la parte del proyecto, sobre todo porque esas tiendas se están actualizando con rapidez y cuentan con una clientela de proximidad muy fiel. Quedará como clientela del Betis la de sus aficionados, y ya sabemos cuál será la prioridad de ellos, disfrutar del encuentro y los amigos, más que dedicarse a comprar, aunque también.
3. Competencia, además, con los comercios del distrito urbanoportuario. El Puerto de Sevilla no solo coincidirá con las obras de construcción de ese distrito, sino que después también competirá, y fuertemente, con los comercios del centro comercial del Betis, pues se encuentra muy próximo a donde muchos aficionados aparcan en los días de partido. Ese distrito pretende llegar hasta los propios tinglados de la ribera, más allá de la avenida Conde de Guadalhorce, pero también en Las Razas se pretenden mucho más que oficinas y viviendas. Parece extraño que el Puerto de Sevilla no haya defendido sus intereses mucho antes por la vía del Partido que nombra a su presidente, que hasta donde llegan nuestras informaciones ha permanecido en silencio.
4. Tapón al tráfico en la conexión La Palmera-García Tejero. La avenida Padre García Tejero sirve a un denso tráfico proveniente de, o en dirección a, la avenida Reina Mercedes, con cinco líneas de autobuses pesados -la mayoría, dobles- constantemente circulando por las salidas en torno al estadio. La creación de un complejo comercial de trece plantas y de un aparcamiento subterráneo con salida a García Tejero se unirá en algunos momentos a los horarios de los dos grandes colegios de enfrente, pero en todo caso de por sí supondrá duplicar la dificultad para atravesar ese entorno, que se convierte en un muro casi impenetrable.
5. Está claro que dicho muro solo operará, en principio, los días de partido. Pero en los artículos tan elogiosos que la prensa local viene dedicando al proyecto estos días ya se han hecho oír las opiniones de los futuros comerciantes alentando al club para que prolongue los acontecimientos relacionados con los partidos, así como las horas de la “previa”, y de forma algo misteriosa, las horas posteriores a la celebración. En definitiva, colmatar las aceras y los parques del sur de la ciudad con los aparcamientos indebidos, y llenar sus calles de grupos de aficionados en actitud amistosa pero a veces lo contrario, para aflicción de su vecindario.
Seguramente el Real Betis no atenderá estas reflexiones por cuanto suponen de crítica radical a un proyecto de centro comercial en tiempos en que su éxito está muy discutido y donde aumentan los casos de fracaso o de decadencia en nuestra ciudad. Pero haría bien en reducir drásticamente las pretensiones de tan enorme mastodonte, porque también los préstamos dan la cara más pronto que tarde.
También te puede interesar
Lo último