La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
En abierto
NUNCA fui partidario de someter a comentarios de texto dignos de un examen preuniversitario las ruedas de prensa de los entrenadores. Los mensajes de los técnicos no siempre son productos de una sesuda reflexión, muchas veces llegan después de un partido con las pulsaciones muy elevadas y, por tanto, no es conveniente analizarlos como si se trataran de tesis doctorales. Incluso algún entrenador casi fue anatemizado hace poco por su impericia a la hora de responder a las preguntas de los periodistas. Pero hay cosas que no se pueden pasar por alto, sobre todo porque resumen la forma de pensar de quienes emiten las sentencias. "Hemos priorizado ganar a jugar vistoso".
La frase no pertenece a Juan Manuel Lillo, tampoco a Jorge Valdano, ni siquiera a César Menotti, salió de los labios de Unai Emery en la rueda de prensa del estadio Cornellà-El Prat, justo después de que su equipo hubiera ganado por primera vez como forastero en más de un año. Esa sentencia extraída de un contexto positivo por primera vez en mucho tiempo no debería ser concluyente de no ser porque viene después de otras muchas con un significado más o menos similar provenientes del propio entrenador vasco. Y la perplejidad no puede ser mayor en el análisis de la misma. ¿Pero se puede dar la máxima prioridad en el fútbol a otra cosa que no sea ganar?
Sumar los tres puntos, en el pasado cada vez más lejano dos, o superar una eliminatoria, es el punto número uno del catecismo balompédico. No hay nada mejor que eso salvo que, además, tu equipo sea capaz de ganar jugando como el Barcelona de Pep Guardiola, entre otras cosas porque disponga de Messi, Xavi, Iniesta, Busquets, Daniel y de los millones de euros que son necesarios para juntarlos en un mismo equipo. Todo lo demás es bla, bla, bla, lo diga Emery, su paisano Lillo o cualquier otro dedicado a la venta de humo.
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