¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
En su apetito desordenado de Moncloa, Sánchez se parece cada vez más al cochero de Pinocho que atraía a los jóvenes para llevarlos a la Isla de los Juegos y convertirlos en burros. De lo último ya se ocupa la ley Celaá. A él le preocupan los votos. Un día, cabreando a sus socios de Podemos, anuncia el bono de 250 euros mensuales para ayudar al alquiler de viviendas y la emancipación a los jóvenes de… ¡entre 18 y 35 años! Vamos a ver: según la RAE joven designa a quien es de poca edad y según un cierto consenso la juventud está comprendida entre los 18 o 20 y los 25 o 26 años, iniciándose después la adultez. Se me escapa lo de un joven de 34 o 35 años; salvo que se contemple desde la altura de edades avanzadas que consideran joven a cuantos tengan menos de 70. Tendrá una duración de dos años, lo que le hace coincidir con las próximas elecciones. Casualidades.
Al día siguiente -siempre cabreando a Podemos- anuncia el bono de 400 euros para que los jóvenes que cumplan 18 años -la edad en que se empieza a votar: más casualidades- se lo gasten en libros, espectáculos (menos los toros, que vivimos tiempos de cursillos obligatorios para tener un perro o un gato) o videojuegos. Copia el bono cultural italiano de 500 euros implantado desde 2016 por el Gobierno de Renzi y el de 300 euros que Macron puso en marcha el pasado mes de mayo. "Lo que queremos -dijo Sánchez- es seguir protegiendo a los jóvenes, darles más ayudas precisamente para la emancipación y para que entre todos echemos una mano a una industria tan importante como es la cultural en nuestro país y además acercar a los jóvenes aún más a la cultura". Muy loable. Se agradece además que no celebre, como hizo con las vacunas, que el bono no dependa de lo que voten o piensen los jóvenes. ¿O sí? Quizás se haya tenido en cuenta que en las últimas elecciones el PSOE encontró apoyo sobre todo entre los bipartidistas mayores de 66 años. En ambos casos dispara con pólvora, no del rey, sino de los ciudadanos.
Ojalá la iniciativa, además de sumar votantes agradecidos, ayude a fomentar la lectura. Aunque lo dudo. Quien quiere leer, lee. Existen bibliotecas públicas. Y a la vista del Barómetro de Lectura y Compra de Libros en España es a los viejos a quienes debería bonificarse: los jóvenes de 14 a 24 años son los que más leen, mientras que a partir de los 65 se lee mucho menos. Y también los viejos votan.
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