
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La Sevilla de las chapuzas
En 2003 se iniciaron las obras del hotel El Algarrobico, en la localidad almeriense de Carboneras. El 20 de marzo de ese mismo año dejó de funcionar el Hospital Militar de Sevilla, inaugurado el 28 de junio de 1980. Hasta su reapertura el 20 de marzo de 2023, ha permanecido cerrado durante casi veinte años. Los que lleva en el dique seco ese mamotreto construido en primera línea de playa. En el mismo litoral, como nos ilustraba Óscar Lezameta, donde David Lean construyó los decorados de la ciudad jordana de Áqaba para la película Lawrence de Arabia, estrenada en 1962.
María Jesús Montero eligió el hotel El Algarrobico para su puesta de largo política como candidata socialista para la reconquista del palacio de San Telmo. Podía haberlo hecho junto al hospital entonces llamado Vigil de Quiñones, hoy Doctor Muñoz Cariñanos, porque una inactividad de casi dos décadas es como una demolición simbólica. En 2004, el Ministerio de Defensa le vendió a la Junta el Hospital Militar, recepcionado por Montero como consejera de Salud de la Junta que presidía Manuel Chaves.
El hospital y el hotel nacieron a lo grande. El primero, con helipuerto, 750 camas, 240 habitaciones individuales, 29 especialidades médicas, cinco quirófanos. El segundo, un proyecto faraónico de la promotora Azata del Sol, con mármol de Macael, veintiuna plantas y más de 400 habitaciones con vistas a la playa por la que se pasearon Peter O’Toole, Omar Shariff, Alec Guinness y Anthony Quinn. El hospital ha vuelto a abrir. El hotel está condenado después de medio centenar de sentencias y una orden de paralización de 2006.
Todos piden la demolición de El Algarrobico en ese paraíso del séptimo arte en el que rodaron David Lean, Sergio Leone, Ridley Scott y Richard Lester, que dirigió a John Lennon en Cómo gané la guerra. Al viaje del beatle a Almería le dedicó Enrique Sánchez, líder de Los Escarabajos, las 725 páginas de su libro Por un penique de fresas. Lo sitúa en un hostal de Almería, el Delfín Verde, el 18 de septiembre de 1966, el año que nace la todopoderosa ministra y vicepresidenta.
“No me importa quién lo haga, ni cómo lo haga”, ha dicho Luis Berraquero, de Greenpeace, sobre la necesidad de demoler cuanto antes el hotel de Carboneras. Un insulto al medio ambiente, ha venido a decir el último fichaje de Pedro Sánchez, la ministra Sara Aagesen. En un contexto cinematográfico, esa demolición habría que hacerla con mucho arte. Estamos en el centenario de Peter Sellers (1925-1980). Imaginemos de nuevo a Hrundi V. Bakshi muriendo porque no muere en ese homenaje a Santa Teresa que es el comienzo de El Guateque(The Party, 1968) haciendo guardia con un reloj extemporáneo y apoyando uno de sus zapatos sobre el detonante para atarse los cordones y hacer saltar por los aires la fortaleza. Sería glorioso un final así para El Algarrobico con una cena especial servida por Steve Franken, el actor que encarna al camarero borracho en la película de Blake Edwards en una interpretación sublime. Aunque Montero pensaría en Peter Sellers para otra película. Teléfono Rojo, volamos hacia San Telmo.
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