La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Pregunta del millón cuando las calores reblandecen las meninges y los días cabalgan imparables hacia esa meta que debería ser el día de la Virgen con el Girona al otro lado del campo. Pregunta que se hace una inmensa mayoría y que inquieta a la generalidad. Y es la siguiente: ¿Cuántos años han de pasar para que la supervivencia del Betis no sea sólo posible mediante la venta de futbolistas que no deberían ser puestos a la venta?
No creo que haya que elevar a drama el adiós de los dos argentinos campeones del mundo. Como tampoco debería alarmar el adiós de Borja o el de aquel Abner con el que el Betis siempre jugaba con uno menos. Sí es motivo de preocupación que se vayan de rositas futbolistas que han sido básicos para Pellegrini, sobre todo porque tampoco se trata de ventas con pingües beneficios. Y a la misma vez preocupa la permanencia de algunos con una relación precio-calidad muy baja.
Está demostrado que los dispendios de aquel verano de 2019 en que se ataron en Heliópolis perros con longanizas siguen haciendo estragos, pero cinco años después la pregunta de hasta cuándo esas penurias está latente y martiriza al bético. Por supuesto que se reconoce el buen trabajo en general de la gobernanza, pero si ahora cuaja también el adiós de Cardoso, la preocupación continuará in crescendo, ya que el toro está a la vuelta de la esquina.
Sigue agosto avanzando de forma inexorable y la pregunta se hace pesadilla. ¿Cuánto tiempo falta para que el Betis sólo venda lo que no le resulta imprescindible? Incógnita preocupante ésta y démosle el beneficio de la duda a una situación que se alarga demasiado. Una situación que no parece haber solucionado aún esa ampliación de capital que con tanto éxito está a punto de rematarse. Es una pregunta que debe ser aclarada mejor hoy que mañana, muchísimo mejor.
También te puede interesar
Lo último