La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Sevilla/Ocurrió hace una década. En un restaurante del Arenal disfrutaban de una velada varios altos cargos de una muy conocida empresa de la ciudad. Sonó el teléfono de uno de ellos en medio de la cena. Llamaba alguien del Ayuntamiento, por lo que después se supo era un pez de tamaño medio, pero muy próximo al pez gordo. “Buenas noches, te llamo solo un minuto con toda confianza y con toda confidencia. Mañana acaba el plazo de pago de las tasas de la caseta y me dicen que no habéis pagado”. El receptor de la llamada le explica que la empresa no tiene caseta. “Lo sé, hombre, me refiero a la caseta del comité de empresa. ¡De tus trabajadores! Te estoy dando la oportunidad de que llames tú a los enlaces sindicales y te anotes el tanto, que seas tú quien les ha salvado la vida esta Feria y que te deban una de cara a las negociaciones siempre complicadas que tenéis en pleno proceso de transformación”. Alborotado y agradecido, el directivo tardó dos minutos en revestirse de hombre bueno al estilo de Cicerón (“Si haces el bien por interés serás astuto, pero nunca bueno”) y marcar el número del presidente del comité de empresa. El político que dio el chivatazo se anotó el tanto de cara a la empresa. Y la cúpula de la empresa lo hizo de cara a los representantes de los trabajadores. Pasteleo productivo se llama. Recordaba aquella noche a cuenta de la polémica de la caseta perdida del PSOE.
Nadie, absolutamente nadie, le dio el soplo a los socialistas. Y es evidente que el partido no ha tenido a ningún funcionario afín pendiente de esos trámites. La agrupación socialista más importante de España no está tensionada. ¡Quién lo diría! Las historias sobre pérdidas y recuperaciones de casetas forman parte de las leyendas de la ciudad. La transmisión oral de los hechos ha ido adobando los relatos hasta el punto de que es muy conveniente tomar distancia. Al menos hoy tenemos registros públicos de peticionarios, cosa que no ocurre con la carrera oficial de Semana Santa, de gestión privada, pero que se organiza en suelo público. Nunca se podrá evitar que alguien avise a quien está a punto de perder la caseta. Ocurrió tal como lo hemos contado, palabra del Niño Jesús. Si Fiestas Mayores no ha querido avisar al PSOE es algo absolutamente natural. Pero que nadie dude de que en la Delegación de Fiestas Mayores si se quiere se está al quite y si también se quiere se deja que el pitón entre y no haya quien libre al afectado de una cornada de telediario. De Salustiano a la caseta del PSOE: nuestras fiestas son muy, pero que muy mayores. Y que alguien sea positivo: un gran casetero se ha quedado disponible con todo su equipo de camareros. ¡A por ellos que hay pocos!
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