La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
La gran transformación pendiente en Sevilla son los paseos del río. Aunque están parcialmente en marcha, no están totalmente planteados en continuidad, resueltos y funcionando en ambas orillas. En la actualidad esos recorridos pueden ir desde el puente del Alamillo hasta el puente de Delicias o mejor, desde el parque del Alamillo hasta las Delicias de Arjona. Unos seis kilómetros en cada margen. Después del gran cambio que supuso la peatonalización de importantes zonas del centro de Sevilla, la ciudad necesita que las orillas del río sean el gran lugar de expansión, ocio y recreo. Es un importante proyecto transformador que con seguridad dará paso a una nueva manera de vivir la ciudad, con el río como eje, que casi nunca ha sido tenido en cuenta con ese cometido.
Afortunadamente hay mucho hecho, en marcha y también proyectado. Pero todavía son trozos, fragmentos, soluciones parciales. Parece que van a remolque de ideas puntuales y de la iniciativa privada. Como los arreglos en el Jardín Americano y la comentada pasarela hasta Torneo, el solar de la antigua comisaría en la calle Betis, el complejo de Altadis, con jardines, paseo de ribera, edificios y una nueva pasarela, los jardines de las Cigarreras y los elementos que se han diseminado en los muelles (pérgolas, bares, restaurantes, terminal de cruceros, el acuario, etcétera).
Las dos orillas son de interés arquitectónico o paisajístico y con muchos usuarios en algunos de los tramos mencionados (paseantes, familias, turistas, ciclistas, deportistas, etcétera), como en la acera del río del Paseo de Colón, con las pérgolas de glicinias y puestos de refrescos que desde la reforma de 1979, que creó el paseo Marqués de Contadero sobre parte de los muelles, con el acierto de la plataforma intermedia, está llena de gentes que suben y bajan y barcos turísticos que atraen a posibles pasajeros para un paseo fluvial. Lugares variados y heterogéneos llenos de vida que se prolongan hasta el puente de las Delicias por el sur y hasta el Alamillo por el norte en la margen derecha, tanto en Torneo como en la plataforma inferior. La orilla de Triana y Los Remedios es más compleja, pero ya está en marcha con grandes intervenciones que la transformarán por completo, para beneficio de los dos barrios.
Tras la gran innovación urbana del asistente Arjona en el siglo XIX, con los bulevares arbolados que cubrieron el antiguo arenal hasta el Tagarete, puede ser la gran obra que la ciudad necesita: los paseos del río completos de punta a punta, en ambas orillas, con broche final en el antiguo jardín de la finca la Bella Flor, donde dicen que se alojó Felipe II, que tenía muy buen ojo para elegir sitios, como demostró en El Escorial. Ese lugar hoy son las románticas Delicias de Arjona, jardines catalogados desde 2004. Con todas las orillas del río accesibles y apetecibles, quizás Joaquín Sorolla, cuyo busto está allí desde 1924, prefiera mirar hacia el río y no darle la espalda, como hemos hecho durante muchos años.
También te puede interesar
Lo último