La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Sevilla/EL otro día vimos de nuevo feliz a este arzobispo que en su sonrisa recuerda al Juan XXIII que vemos en las películas de Trece Televisión las noches de viernes que no hay programa de análisis político de Antonio Jiménez. Fue con ocasión de su primera subida al patio de las azucenas de la Giralda. Monseñor Saiz compartió una fotografía con sus miles de seguidores en Twitter. No sabemos si visitó también al Lagarto de la Catedral, que cierto prelado definió como cocodrilo y hubo que explicarle que no es lo mismo un lagarto que un cocodrilo aunque los dos sean reptiles. Saiz tiene una agenda en la que no caben más recepciones en el Palacio Arzobispal ni más visitas a hermandades, entidades o parroquias de una provincia que tiene cientos. La próxima Navidad tendrá una cita muy especial, pues el Ateneo que preside Emilio Boja está decidido a acentuar el carácter religioso de la cabalgata. El arzobispo de Sevilla impondrá la corona al rey Baltasar en el balcón de la antigua facultad de Ciencias. ¡Eso sí que será una coronación inédita a cargo de un prelado!
Melchor será coronado por el rector de la Universidad de Sevilla y Gaspar por el alcalde, como es costumbre. El presidente del Ateneo renunciará a coronar al rey negro para que lo haga monseñor Saiz. Recordamos al cardenal Amigo asomado a la Puerta de la Asunción para admirar el cortejo con discreción cuando pasó por la Avenida, o la asistencia de monseñor Asenjo a algún pregón de la cabalgata. Pero nunca hemos visto a un prelado en una salida caracterizada por el entusiasmo de la masa infantil. Tampoco, por cierto, habíamos visto una carroza en honor de los profesionales de la Sanidad y este año la veremos. Será otra de las grandes novedades. La cabalgata no es una mera fiesta de la infancia, aunque tenga un marcadísimo sentido festivo, por supuesto. En las reuniones previas en las que se cita a los niños y mayores que participan en las carrozas se explica ese sentido religioso del cortejo.
La cabalgata no tiene razón de ser sin la festividad de la Epifanía, que se celebra el 6 de enero. En Sevilla, por cierto, con una cita muy especial en la basílica del Gran Poder. Estoy viendo ya al arzobispo de la sonrisa difundir en las redes sociales la imagen del bullicio infantil de la calle Palos de la Frontera en cuanto los piqueros de la Policía Nacional abran el cortejo. Si don Carlos visitó la Feria durante un breve paseo en horario matinal, ¿por qué no habría un arzobispo de participar en uno de los acontecimientos más importantes del cada vez más abultado calendario de hitos de la ciudad? Nadie como este Roncalli español para este estreno.
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