Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
SABEMOS que la Delegación Municipal de Medio Ambiente padece desde hace muchos meses un largo conflicto laboral que hace que no se mida, ni que se inspeccionen las actividades.
Hasta cierto punto, que haya un conflicto laboral, entra dentro de la normalidad democrática.
Lo que no es de recibo es que los vecinos vengan pidiendo estas mediciones y nuestro Ayuntamiento haga oídos sordos sin solicitar, como es preceptivo, ayuda a la Comunidad Autónoma. Las personas sufren(incluso enfermedades, abandonando sus viviendas) y el Ayuntamiento pasa…
Dicen que van a contratar ahora a una empresa. ¿No tiene caché Sevilla para tener sonómetros homologados y aparatos emisores a ruidos aéreo y a ruido de impacto con personal preparado?
¿Esa es la infraestructura de una ciudad como Sevilla para garantizar el medio ambiente? ¿Qué problemas existen?
No tenemos la más mínima sensibilidad, ni en atender al vecino ante el ruido, ni en darle una sola solución eficaz. Sólo buenas palabras, papeles formales, soluciones virtuales…
Ahora van a sacar una nueva Ordenanza, empeorando la anterior normativa, ya por sí muy deficitaria.
La nueva regulación permite actividades musicales colindantes con viviendas; se permiten también toda clase de instalaciones sin respetar los usos residenciales, con claro perjuicio para los vecinos. Usted podrá tener una Academia de Baile o un gimnasio debajo de su casa.
Evidentemente los veladores seguirán pululando por una Sevilla que ha perdido criterio porque este problema -dicen- no es medioambiental, aunque dupliquen o tripliquen el aforo y suponga un incremento sustancial de la actividad contaminante con puertas siempre abiertas. Hay una modificación sustancial: los veladores son estupendos pero ocasionan gravísimos problemas acústicos y de movilidad.
El Ayuntamiento mira hacia otro lado. La ciudad "sin Ley" o con ley "pro ruido".
La Ordenanza pretende aprobarse a final de julio, con alevosía y nocturnidad, sin debate ciudadano pese a las innumerables alegaciones presentadas, sin respuesta pública, con ocultación, sin trasparencia.
La normativa europea obliga a los ayuntamientos a incitar la participación ciudadana. En Sevilla se ignoran las alegaciones… ¿Estamos locos?
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