La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
La calle Mateos Gago está en obras para mejoras de instalaciones, movilidad y adaptación a la accesibilidad universal, incluida la invidencia. Todo eso significa una nueva pavimentación. No es tarea fácil y con las obras en marcha y la expectativa de terminarlas antes de la próxima Navidad. Espero que los políticos y técnicos municipales y la empresa constructora consigan una solución equilibrada y bien ejecutada que, oídas las aspiraciones y necesidades de vecinos, comerciantes, hoteles, bares y restaurantes y cumplidas las cautelas de protección del patrimonio histórico artístico de la ciudad, sea un acierto. Esta oportunidad se produce cien años después del ensanche de la calle Mateos Gago para la Exposición de 1929, que resultó una calle de edificios notables de antes y después del ensanche y con unas inmejorables vistas de la Giralda, pero muy maltratada por la ciudad en los últimos veinte años.
Desde el año 2017, los afectados y los responsables municipales han tenido múltiples reuniones, estudiado proyectos, presentado alegaciones, etc. El principal esfuerzo lo mantienen la Asociación de Vecinos y Amigos del Barrio de Santa Cruz, que preside María José del Rey, y la agrupación de comerciantes, bares y restaurantes, que tiene en el arquitecto Miguel Martínez de Castilla a su representante técnico. Para redactar estas líneas he hablado con ellos. Y creo que, para una actuación tan compleja como la prevista, el grado de acuerdo es alto. Si bien, hay matices y mucha preocupación por el resultado final. ¿Qué se va a hacer en Mateos Gago? En pocas palabras, se plantea una calle semipeatonal con dos grandes actuaciones. Una afecta a la carga y descarga y la otra a la pavimentación. La carga y descarga en camiones y furgonetas se elimina totalmente de la calle, terminando así con el centro logístico Mateos Gago, como lo llamaban algunos. La carga y descarga se traslada a Menéndez y Pelayo y a Cano y Cueto. Es una medida muy trascendente. Los bares y restaurantes están de acuerdo, pidiendo algunas opciones limitadas en la proximidad de la calle, para las vísperas de las fiestas más señaladas.
La segunda gran actuación es el pavimento, con una plataforma de fachada a fachada, compuesta por tres franjas en cada lado y una central de tres metros de ancho. Una primera, como una acera junto a los edificios, una segunda que acoge los árboles y veladores y una tercera para paseo de peatones, que corre paralela a la zona central. Esta última es vital para el paso de los vehículos de los vecinos y acceso de los servicios de limpieza, bomberos, ambulancias, taxis, etc. El pavimento es de granito gris en diversos tamaños y formas. El arquitecto Javier Queraltó aboga por que un granito más colorido, tipo Gerena, se coloque en la franja central. También se incluyen otros temas importantes: farolas, mobiliario urbano, señales y la mejora de toldos y marquesinas. Si hay acierto en lo esencial, también debe haberlo en todo lo demás.
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