Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
El empeño que tenían algunos por sacar del terreno de juego a Javier Arenas definitivamente. Estaban ya viendo a Pablo Casado sacarle la tarjeta roja. Pero ahí sigue el lince de Olvera, otra vez de senador autonómico, otra vez con su gente bien colocada, otra vez sacando de quicio a quienes querían enterrarle políticamente a él y al arenismo. Arenas sabe repartir los cirios y formar su cofradía con un arte que no ha herededado ni el mejor de sus discípulos. Veo el consejo de gobierno, todos tan sonrientes, con esas pantallas que dan imagen de modernidad y que Juan Marín consulta con cara de embargo; con ese todopoderoso Elías, convertido en el Zarrías del PP andaluz, y de pronto aparece el viceconsejero Antonio Sanz y... ¡zas! Ahí está Arenas. Y veo a Patricia del Pozo, consejera de Cultura a cuyo departamento le han añadido la coletilla de Patrimonio en honor a como es conocida en el partido: "Patri...pó". Y estoy viendo otra vez a Arenas. Y veo a Jaime Raynaud de viceconsejero de Fomento y estoy viendo a Arenas. Y veo a Macarena O'Neill de alto cargo en Cultura y vuelvo a ver a Arenas. Y veo a Arenas telefoneando uno a uno a muchos de los nuevos cargos de la Junta, encantados de recibir su llamada, y estoy oyéndole terminar con ese "recuerdos por casa", que es la media verónica con la que da por cerrada la charla. Arenas es omnipresente. Como el día en que salí de casa de don Manuel Clavero, al que Moreno cumplimentó con todo acierto en su primer día al frente de la Junta, y oí un comentario en el séquito presidencial: "¿Llamó Javié para avisar que veníamos, no?". Cáspita, ya estaba ahí Arenas sin estar. La mañana siguiente a la entrega de los Goya en Sevilla, adivinen con quién desayunaron Pablo Casado, presidente del PP, y el secretario general, el muy murciano y capillita Teodoro García Egea. Sí... con Arenas. ¿Pero no lo iban a jubilar? Cuando Guerra se fue del Gobierno de Felipe González, le respetaron el escaño durante varias legislaturas, pero el guerrismo se diluyó. Algunos están convencidos de que el decreto de estructura de la nueva Junta ha tardado tanto en ser publicado porque se ha tenido en cuenta el arenismo como valor transversal, que dirían los sesudos analistas en las tertulias a deshoras. Arenas tiene a su hombre en el consejo de gobierno, tiene su Consejería y tiene su escaño en el Senado. No lo pierdan de vista. Maestro para unos, trilero para otros. ¿Vieron cómo largó Guerra de Pedro Sánchez el otro día en la presentación de su libro? Está visto que Casado no quiere tener su Guerra particular en momentos delicados. Arenas contento, todos más tranquilos. Siempre lo dije. Es el lince protegido. La verdad es que la gente sin enemigos suele carecer de interés. "Antonio, estás más delgado", le seguirá diciendo al viceconsejero Sanz, enviado especial.
También te puede interesar