La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Sevilla/En determinadas situaciones siempre recuerdo el relato de José Ramón de la Morena cuando le preguntaron el momento preciso en que se dio cuenta del fin de la hegemonía de José María García, el Supergarcía que dejaba a media España sin dormir en aquellas noches radio. José Ramón se hartaba de lanzarle dardos desde la emisora de la competencia, a los que García jamás contestaba. Hasta el día en que lo hizo. “Ahí se acabó”. Y así fue. El conocido como Butanito reconoció sin pretenderlo el peso de aquel joven que irrumpió ya para siempre en las ondas. Tampoco hubiera servido de mucho ningunearlo más tiempo, pero fue la señal inequívoca del cambio.
Estos días se vive una descarada olonización de la precampaña de las elecciones andaluzas. Los críticos con la todavía diputada nacional se están cebando de tal forma que provocan... el efecto contrario. Colocarla en el centro de la diana, señalarla como la enemiga a batir, ponerla como referencia de unos comicios para los que resta más un de mes. ¿Acaso no se están equivocando? Cuando Rubalcaba sacó al dóberman en las elecciones de 1993 para frenar el avance del PP de Aznar, sembró el terreno para la que sería la primera victoria del centro-derecha en España, cuando Felipe no tuvo más remedio que adelantar los comicios. ¡No colaba ya el miedo a la derecha! Nos están metiendo a Olona hasta en la sopa con comparaciones, memes y excentricidades variopintas. Se están pasando de rosca.
El PSOE hace bien en sacarla de sus discursos porque me temo que una buena cantidad de votos a los que aspira Olona están en el centro izquierda y otros en el caladero de la izquierda radical. Por cierto, con tanta Olona no sabemos nada de la señora Nieto. Los primeros días de doña Macarena como candidata le han hecho el mayor regalo imaginado por un político que asume un nuevo reto: el protagonismo máximo en esos foros donde se obtiene la notoriedad. Le han dado el sitio por una razón o por otra, la han reconocido como un rival importante, le han asignado la vitola de referencia, la han dejado en una posición en la que su principal enemigo es ella misma. Lo normal en los próximos días sería que sus contrincantes dejaran de colocarla en el centro del escenario, al menos hasta los debates.
La olonización de las andaluzas debe bajar de intensidad. A esos que se les llena la boca con que Andalucía es tierra de acogida se les ha caído de pronto su generosidad de pastiche. Los mismos que ven bien que Feijóo acceda al Senado para debatir con Sánchez, pero vieron mal que lo hiciera Espadas porque entonces era para garantizarse un sueldo. ¿Somos de acogida o no? ¿Mantenemos la misma vara de medir o no? Mateo, que te veo...
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