La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Jesús Martín Cartaya le presta el penúltimo servicio a su ciudad con el regalo de su enorme colección de instantáneas a la Universidad. Cuarenta mil fotografías ayunas de posados, pues el gran fotoperiodista era como un cazador al aguardo. Desde su posición de privilegio te enfocaba sin que te dieras cuenta y así resulta que te encontrabas días después con la mejor foto guardada en un sobre que llegaba a la dirección deseada. Y nunca Jesús te cogía en un renuncio o con la guardia baja. En los toros o en la calle, en una ceremonia laica o religiosa, en una procesión o en la barra de un bebedero, Jesús te mandaba un retrato que siempre era de tu agrado. Postrado en su casa de Castilleja, lleva tiempo varado, pero sigue dando juego gracias a un archivo inmenso que, no como otros, ha regalado a la ciudad, su ciudad.
También te puede interesar
Lo último
Investigación y Tecnología
Los beneficios del yoga invertido que potencian la concentración y ayuda a reducir el estrés