¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
El placer de lo público
En las elecciones del19 de junio votan 304.000 andaluces por primera vez. Mientras la precampaña se caldea, continua con el evidente proceso de olonización, nos enteramos de que el PSOE pasa el platillo, la izquierda más a la izquierda parece anestesiada después del ridículo del incumplimiento de plazos y otras hierbas, la realidad de Andalucía refleja un dato de interés: el número de jóvenes que se estrenarán (o eso esperamos) votando en los próximos comicios. Sabemos poco de ellos: qué idea tienen de Andalucía, de la España de las Autonomías, del rey Juan Carlos, de las expresiones “fascistas”o “extrema derecha”, del movimiento del 15-M, de los beneficios de estar integrados en Europa, quién es el señor Pedro Sánchez, Feijóo o... el general Franco. Puede que haya algunos a los que les atraiga todo este ruido, les apasionen los debates electorales, los enredos de los congresos de los partidos y sigan la información política. Son los raritos. Suelen estudiar Derecho o Periodismo. Cuánto daría cualquier partido por captar la atención de estos 304.000 andaluces. Recuerdo cuando se puso de moda atraer el voto femenino, al que insistentemente se aludía en los mítines y en los eslóganes como el voto violeta.
¿Se acordará algún candidato de estos jóvenes con mensajes serios y análisis sobre sus posibilidades de futuro en esta tierra más allá, como siempre, de apelaciones a la emoción, el corazón y los sentimientos? Con tantísimas universidades que tenemos, que cualquier político te reconoce en privado que son demasiadas, no es de recibo que un joven andaluz se tenga que marchar por narices de su tierra para ganarse la vida. Distinta es la conveniencia (que rima con experiencia) de salir, ver mundo, buscar fuera una formación específica o como quieran llamarlo. Se nos llena la boca ofreciendo programas de máster, medidas para retener el talento y ayudas económicas, pero no les decimos la verdad. Que se entregan a una oposición, para la que a veces no hay fecha de convocatoria, o se buscan la vida en la empresa privada, donde no somos precisamente una referencia. Bastaría casi con no engañarles con una realidad de fantasía, maquillada y casi generadora de ternura. Necesitamos muchísimas más empresas. Dicho en lenguaje coloquial:necesitamos chimeneas. Solo con muchas empresas tendrán estos 304.000 andaluces verdaderas opciones de elegir en libertad hacer una oposición, hallar empleo directo en su tierra o salir fuera por criterio propio. La libertad se trabaja, no se pinta.
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