La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La 'mafia' consentida y conocida
No a la guerra, por supuesto y siempre. Ninguna razón es suficiente para justificar matar a otros seres humanos.
No a la violencia y el terrorismo como armas políticas contra quienes discrepan de nosotros. La cuestión no estriba en quien o que inició las hostilidades, sino en defender la libertad, la tolerancia y la democracia frente a la barbarie.
No a los regímenes dictatoriales en los que se encarcela a los opositores, se prohiben las ideas discrepantes con el poder, se legisla en base a códigos religiosos medievales y se margina a las mujeres.
No a las mentiras que a base de repetirse se dan por verdades. Absolver a delincuentes aduciendo que el perdón obedece a un bien mayor, como es la convivencia, no es justo porque quien delinquió no se ha arrepentido.
No también a quienes se niegan a buscar puentes y encuentros más allá de la aceptación plena de sus postulados. Cuando es evidente que hay distintas maneras de sentir, pensar y hasta de vivir, es imprescindible aceptar al menos algo de lo que la otra parte propone para poder vivir juntos.
No a quienes desean convertir lo que son mosaicos formados por piedras de diferentes tamaños y colores en paredes de un único color, el suyo.
No a quienes invocan a sus Dioses para prohibir a cada uno ser, amar y vivir como lo desee. Todos somos idénticos y vivimos movidos por el corazón, pero cada uno tiene el suyo impulsado por esperanzas e ilusiones propias.
No a quienes dividen, insultan, manipulan y viven aprovechándose de las heridas que todos tenemos.
No a quienes restan, crean mal ambiente y ningunean a los que construyen puentes tachándoles de débiles y melifluos cuando son los únicos imprescindibles.
No al miedo a los avances de la tecnología.
No a la negación del cambio climático. El homo sapiens no es el fin de la evolución y tiene el deber de vivir y trabajar para que en el futuro sus descendientes conozcan más respuestas, tengan menos dudas que nosotros, y puedan seguir disfrutando del maravilloso jardín en el que vivimos.
No rotundo al pesimismo y la falta de esperanza pese a que en el 2023 no lo hemos hecho nada bien. El ser humano tiene dos cualidades demostradas: es un depredador capaz de las mayores atrocidades, pero también el creador de belleza más prolífico desde que existe el mundo. Les deseo y animo para que en el 2024 se imponga la segunda con un sí afirmativo y no condicional a favor de nuestro patrimonio común: la vida.
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