La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los calentitos son economía productiva en Sevilla
Todas las celebraciones culturales de la Noche en Blanco son exitosas. Es una iniciativa que ha calado en las aficiones de los sevillanos y los turistas, que comparten visitas culturales por un día. En realidad, la comparten por una noche, y sólo por una, ya que durante el resto del año esos miles de visitantes que residen en la ciudad o en sus periferias no turistificadas apenas acuden a museos, exposiciones y otros eventos culturales que también se celebran. ¿Influye la teoría del rebaño? Desde la Expo 92 se sabe que el éxito se mide en Sevilla por las colas y las bullas. La gente va a donde hay colas y donde hay bullas, porque lo solitario no merece la pena. Aunque la exposición sea la misma.
¿Podrían ampliar las noches en blanco? ¿Por qué una vez al año y en otoño? Hay una Sevilla más de otoño que de primavera. El otoño es como una primavera al revés, cuando los días son más cortos, en vez de más largos, y cuando nos quitan una hora que después nos devuelven. El otoño sevillano es agradable, por eso gusta para las procesiones extraordinarias. Y para las glorias, que son más de otoño que de primavera, a pesar de mayo, el mes mariano. Aunque en Sevilla mariano es todo el año. Octubre con sus Rosarios por los barrios de la ciudad. Noviembre con la belleza serena de Todos los Santos y el Amparo.
Volvamos a la noche en blanco, aunque para decir que también hay que fijarse en las noches en negro. Son las de esas personas que las pasan en calles y plazas. Hay una generación que, a las horas de beber y emborracharse, está cambiando las madrugadas de los sábados por las tardes de los viernes. Es como si huyeran de las noches. ¿Hay miedo a las sombras? ¿Qué nos agobia de esas horas custodiadas por la luna? No siempre está llena, sino que también hay lunas nuevas, invisibles en las noches más oscuras. Cuando hace frío, cuando hay que abrigarse de verdad, es cuando más duro resulta no tener el calor de un hogar, ni el consuelo de nadie.
Apenas se ha hablado de la obra social del Congreso Internacional de Hermandades, que pasará por la labor de acompañar, acoger, y la reinserción social de personas sin hogar, que están en las calles. Una labor que atiende Cáritas Diocesana, con la pastoral social, cuyo delegado es el padre Salvador Diánez. Serán atendidos en un centro que no es un albergue, sino que aspiran a insertarlos en la sociedad.
Por supuesto, se habla más de los pasos que van a salir en la procesión extraordinaria. Gracias a Dios, lo uno favorece lo otro. Y las noches en negro pueden encontrar alguna luz cuando amanece.
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