No había otra, ni otro

La aldaba

El felipismo no fue un lastre para Chaves cuando fue obligado a desembarcar en Andalucía, como sí lo es el sanchismo para Montero

La libreta azul del PSOE en Andalucía

Mamarrachos con sueldo público

María Jesús Montero.
María Jesús Montero. / M. G.

10 de enero 2025 - 04:00

La que le dieron a Manuel Chaves cuando tuvo que dejar el Ministerio de Trabajo para liderar el PSOE andaluz. González y Guerra lo señalaron como el elegido para la renovación de un partido hasta entonces pilotado por Pepote. Chaves se resistió en privado todo lo que pudo como era comentado en todos los mentideros capitalinos y en los corrillos del Parlamento, entonces en la antigua iglesia de San Hermenegildo. El hombre no tuvo más remedio que ceder a las presiones de los señores de Ferraz y presentarse como cartel socialista. Triunfó y le cogió el gusto. Pero antes tuvo que soportar mucho tiempo el sambenito de ser un candidato “a palos”. Hasta portadas le dedicaron con letras de gran tamaño a modo de puyazos. Chaves demostró estar cargado con pilas alcalinas y una capacidad para fortalecer al PSOE como partido de la tierra en Andalucía que ya la quisieran hoy en las cientos de Casas del Pueblo donde hoy los brazos están caídos. Claro que Chaves estaba en un PSOE abierto a todos los sectores sociales, que es como crecen las formaciones políticas, no atrincherado y ultraideologizado por necesidades de un guion que en la Moncloa de hoy no es otro que el mantenimiento en el poder por el poder. Baste recordar unos detalles. Si Pepote creó una comisión mixta con la Iglesia para restaurar monumentos y pilotó la compra del Palacio de San Telmo, Chaves invitó a cenar a los seminaristas y al arzobispo Amigo el último día de presencia eclesiástica en el histórico inmueble de los Montpensier y se hartó de restaurar iglesias. Eran otros tiempos, otro estilo, otra altura de miras, otro talante. El PSOE de hoy está desgraciadamente empequeñecido.

María Jesús Montero desembarca (hoy también se diría que “a palos”)con muchos factores en contra, pero es la única que le vale al jefe supremo para tratar de salvar los muebles. No había otra, ni otro. El felipismo no fue un lastre para aquel partido andaluz de los años noventa como sí lo es hoy el sanchismo. Bien es verdad que Chaves recogió un PSOE todavía fuerte en Madrid y, por supuesto, en Andalucía. Los socialistas tardaron muchos años en sufrir un desgaste de materiales de tal calibre que les hizo perder todo el patrimonio:San Telmo, la vitola de partido completamente identificado con la autonomía y la capacidad para gobernar en coalición con los andalucistas hasta fagocitarlos. ¿A qué viene Montero? A sacar el partido de un estado de coma que ya supera los seis años. El PP estaba cómodo con mi Juan (Espadas) de jefe de la oposición. Con Montero habrá que fajarse más. Tiene muchos puntos débiles. Pero es correosa y cuenta con los recursos de ser vicepresidenta del Gobierno.

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