La Navidad en la obra de Dickens

Dickens publicó Canción de Navidad el 19 de diciembre de 1843. Tenía 31 años y ya era un escritor consagrado tras los enormes éxitos de Los papeles póstumos del club Pickwick, Oliver Twist, Nicholas Nickleby o La tienda de antigüedades. Una década más tarde, en 1851, escribió el artículo Lo que es la Navidad a medida que envejecemos en el que se podría apreciar un cierto pesimismo, fruto de la edad y las circunstancias. No es así.

Canción de Navidad y el artículo de 1851 tenían sus precedentes en el Picwick, que escribió en 1836, solo con 24 años, tanto en el cuento La historia de unos duendes que secuestraron a un sacristán como en la evocación puramente dickensiana de la Navidad en el capítulo XXVIII. Primero la alegre celebración: “Acercábanse las Navidades… Llegaba la temporada de la hospitalidad, del regocijo y de la cordialidad… Cuántas son las familias cuyos miembros hállanse dispersos y repartidos por la anchura de la tierra, empeñados en las luchas sin tregua de la vida, que se reúnen y encuentran de nuevo en ese feliz estado de jovialidad y camaradería… Período dichoso, tan incompatible con los cuidados y dolores del mundo”. E inmediatamente después, la melancolía: “Escribimos estas palabras cuando nos hallamos alejados del lugar en que año tras año encontramos en ese día un alegre y bullicioso círculo. Muchos de los corazones que tan gozosamente palpitaban entonces han cesado de latir; muchas de las miradas que brillaban entonces se han apagado ya; las manos que estrechábamos están ya frías; los ojos que buscábamos con afán esconden su brillo en la tumba, y, sin embargo, la vieja casona, la estancia, las voces alegres y sonrientes caras, los dichos; las risas, las más triviales y nimias circunstancias relacionadas con aquellas felices veladas se agolpan en nuestra mente, al brotar cualquier recuerdo de la época, cual si la última reunión se hubiese celebrado ayer mismo”.

Tenía solo 24 años. Y ya estaban presentes, en el cuento y sobre todo en esta evocación navideña, el optimismo cristiano y redentor que inspiraría Canción de Navidad y la melancolía de las navidades conforme pasan los años. Todo su genio y su cálida humanidad estaban en su primera novela, aguardando ser desarrollados, novela a novela, hasta conformar ese universo único que lo convierte en el más grande escritor inglés, solo precedido por Shakespeare.