La aldaba
Carlos Navarro Antolín
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El salón de los espejos
Las mujeres del PSOE estaban exultantes el pasado miércoles en la presentación de la candidatura de María Jesús Montero a la Secretaría General del PSOE de Andalucía. Celebraban que ¡por fin! una mujer iba a dirigir los designios de su partido. ¿Y Susana Díaz? Era la pregunta obligada, “hablamos de estilo, ahora tenemos a una feminista que actúa como tal”, era la respuesta. Al margen de las cuitas internas del PSOE, y de todo el trabajo que le queda por delante a Montero para otorgar verdadera capacidad de decisión a las mujeres socialistas, lo cierto es que el panorama político andaluz ha cambiado. Un poco al menos.
Es evidente que la vicepresidenta sólo buscará medirse con Moreno, pero también que quien estará al quite diario no será él. Quien le dará la réplica a la vicepresidenta y ministra de Hacienda será Carolina España, la portavoz de la Junta (y consejera de Hacienda) que Juanma Moreno eligió precisamente para eso en su remodelación del Gobierno el pasado verano. No es que el presidente andaluz supiese antes que los socialistas que Montero iba a ser su lideresa en Andalucía, pero sí que un asunto clave en la legislatura iban a ser los debates de la financiación autonómica y de la quita de la deuda.
Carolina España ha ejercido ese papel desde el pasado septiembre, pero ahora se va a ver obligada a fajarse porque la batalla ya no es la misma. El discurso de la confrontación y de los posibles agravios del Gobierno central para con Andalucía tienen un sentido más doméstico. Si Juan Espadas podía serpentear las polémicas, Montero es la que va a tomar las decisiones, no tiene a nadie más detrás.
Así que cualquier movimiento que haga, cualquier acuerdo que firme con una comunidad autónoma, se verá amplificado en Andalucía; bien por sus propias filas, bien por las del PP y el Gobierno andaluz. Una presión añadida a la gestión cotidiana y a la cantidad de energías que va a necesitar para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2025, lo que pretende llevar a cabo en el primer trimestre del año.
En este escenario hay otro debate interesante que no debemos dejar de lado. ¿Serán capaces María Jesús Montero y Carolina España de cambiar algo en las formas de la política? Mucho se critica sobre la testosterona, la crispación o los modos masculinos de gestionar el poder. Dos mujeres, con dineros, se van a batir el cobre en la comunidad más poblada de España. Y las dos comparten algo más: tienen a un jefe que es hombre.
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