Más de lo mismo

Un año después del relevo en la Alcaldía, Sevilla sigue con los mismos problemas

04 de junio 2024 - 01:00

Un año después, la ciudad es, más o menos, la que era. En junio de 2023 se produjo el relevo en la Alcaldía de Sevilla. Contra pronóstico, tras las elecciones municipales del 28 de mayo, Antonio Muñoz tenía que dejarle el puesto a José Luis Sanz, que hizo una campaña tan larga como inteligente y que se vio favorecido por un clima nacional en el que Pedro Sánchez ponderaba a la baja. Sanz lo hizo muy bien como candidato. Pero el primer cuarto de su mandato en la Plaza Nueva ha pasado con más pena que gloria. Cierto es que no se lo han puesto fácil. El Partido Popular reunió apoyos para intentar un gobierno en solitario, pero necesitaba que los socialistas o Vox le echaran una mano en todas las cuestiones importantes. Y eso no lo ha conseguido. No ha tenido suficiente mano izquierda, o derecha, para buscar acuerdos y el resultado es una ciudad paralizada en la que los problemas se eternizan. El último episodio de esta Sevilla del enfrentamiento y el estancamiento se produjo ayer. Al alcalde le volvieron a echar para atrás el Presupuesto y ahora tendrá que someterse a una cuestión de confianza para sacarlos adelante, en precario y con mucho retraso.

Es cierto que tanto el PSOE como Vox han intentado meter todos los palos posibles en la rueda. Pero la responsabilidad última de que la ciudad se atasque y no sea capaz de resolver ninguno de los retos que tiene pendientes es de su alcalde. Y el tono bajo que Sanz está imprimiendo a su propia gestión y a la de su equipo es de su exclusiva incumbencia. Sevilla da la impresión, o algo más que la impresión, de seguir a la deriva. Ni el problema de la limpieza ha sido abordado con otra cosa que la propaganda, ni la masificación turística está en vías de racionalizarse, ni los barrios está más cuidados. Además, ha cosechado un rotundo no de la Junta a su pretensión de imponer la tasa turística.

El primer año de mandato de un alcalde sirve para comprobar si las líneas fundamentales que anunció en la campaña se están cumpliendo o si todo se va a quedar en buenas palabras. Por ahora el nuevo Ayuntamiento ha pasado por Sevilla sin romperla ni rasgarla. Ni para bien ni para mal, si obviamos las diversas meteduras de pata que han jalonado estos meses. Desde la pretensión de cobrar la entrada en la Plaza de España, hasta el disparate de la copa de navidad en la Gerencia de Urbanismo, pasando por el nuevo error de la consulta sobre la duración de la Feria, el primer año de Sanz ha estado más marcado por los charcos en los que se ha metido que por las acciones que ha emprendido.

Mientras tanto, Sevilla sigue dando vueltas a sus problemas de siempre. Lo cierto es que los últimos ayuntamientos, desde que se fue Alfredo Sánchez Monteseirín hasta ahora, no han sido especialmente dinámicos, más bien todo lo contrario. Pero con Sanz parecía que la cosas podían cambiar. Por ahora, se trató de un espejismo. Tenemos más de lo mismo. Y no vale repartir las culpas.

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