La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Debe ser verdad cuanto dice Feijóo sobre la clase política que sufrimos, la peor en tantos años y que poco tiene que ver, muy poco, con la de la Transición. Que la política está desprestigiada es un hecho palmario. Se lo han ganado a pulso, oiga. Antes se aterrizaba en el partido procedente de la Universidad, la alta dirección de empresa o del despacho de profesional liberal para ofrecer a la política valores y visiones. Ahora, el incauto que emprende ese vuelo temerario se deja embadurnar y contagiar por lo peor de una política secuestrada por los aparatos de la partidos. Hoy el icono perfecto es el ministro Óscar Puente, que pasó de la última fila del autobús (siempre preferida por los gamberros de la clase) al sillón azul en el Parlamento. Cómo se ha degradado el azul, Dios santo. Esa semana le ha dado una patada a un proyecto muy importante para Andalucía: la conexión de alta velocidad entre Sevilla y Huelva. El Gobierno descarta su construcción porque supone una inversión "brutal" y no compensa por ahorrar solamente "diez minutos". Según pasan los años se valora más la apuesta que hizo Felipe González por el Sur al estrenar la primera línea de ata velocidad con la conexión entre Madrid y Sevilla. O lo hacía aprovechando el ciclo inversor de la Expo o se temía que nos quedáramos descolgados durante muchos años del resto de España. O era entonces... o tal vez nunca. Cataluña estrenó AVE quince años después que Sevilla y Córdoba.
La política es el arte de lo posible. Y del bandazo. Hay que reconocer que alguna vez hemos pensado si interesa un AVE en un trayecto tan corto y además con una parada prevista en la Palma del Condado. El AVE pierde su esencia si se detiene muchas veces, pero es indudable que su existencia es una fuente absoluta de desarrollo. Solo hay que recordar que el AVE a Sevilla permitió soñar y conseguir después el AVE a Málaga desde la estación de Córdoba. No es solo el trazado Sevilla-Huelva, es la conexión posterior con Faro y, por lo tanto, la comunicación del Sur de la península. El bandazo de Puente sí nos hace recordar tantos análisis leídos sobre la exagerada apuesta de España por las líneas de alta velocidad. No pensamos ya en otro tren que no sea un AVE cuando tenemos regiones todavía con convoyes lentos y ruidosos. Debe ser nuestra afición por los pendulazos, nuestra aversión por el término medio. A este paso no extrañaría el nacimiento de una plataforma del tipo Huelva también existe. Sin carretera directa con la provincia limítrofe con Cádiz (caso único en Europa) y ahora le birlan el AVE con Sevilla. Y a los sevillanos el AVE con Huelva. Lo dicho: la peor clase política, de baja velocidad y enorme descaro.
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