Miedo a declarar

20 de julio 2024 - 03:07

Begoña Gómez tiene derecho a no declarar ante un juez. Pero no es admisible que su abogado, Antonio Camacho, ministro de Interior de Zapatero, acuse al juez Peinado de no respetar el Estado de Derecho.

Que lo diga quien tiene como clienta a la mujer de un presidente de gobierno que ha maniobrado todo lo que ha podido y más para hacerse con el control de las instituciones del Estado, que cuestiona todas las decisiones judiciales que le perjudican e intenta neutralizarlas a través de esos peones estratégicamente colocados y que no respeta la independencia de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, base de la democracia, es un insulto a la inteligencia. Por parte de Camacho, de su clienta Begoña Gómez y del presidente de gobierno que fue quien le llamó para que se hiciera cargo de la defensa de su mujer.

Pero aún hay más en esta historia inaudita por el tipo de resortes que utiliza el presidente de gobierno para que su mujer no dé explicaciones al juez. Explicaciones absolutamente necesarias no solo para lograr el respeto a su persona, hoy en entredicho por las informaciones sobre sus negocios, ya que en algunas de sus actividades empresariales aparecen indicios de posibles delitos. Es inaudita también porque en el afán del sanchismo de hacer méritos el jefe de gobierno, Félix Bolaños, ministro de Justicia, haya declarado que el juez ha emprendido “una persecución inhumana y cruel contra el presidente” y “ataca de la manera más sucia a su familia”.

Es evidente que para el ministro de Justicia, la Justicia no es igual para todos. Los familiares del presidente de gobierno no pueden comparecer ante un juez. Sí puede hacerlo una hija del jefe del Estado, del rey Juan Carlos, pero no la mujer de Pedro Sánchez. Un hombre, Pedro Sánchez, que ha perdido el norte en la forma de defender la honorabilidad de su esposa, como si ella no fuera capaz de hacerlo acudiendo a los requerimientos judiciales, lo que haría cualquier mujer que se considera inocente y no tiene miedo a enfrentarse a preguntas que le pueda formular un juez, por delicadas que sean. Con su actitud, Pedro Sánchez y sus ministros más serviles, están faltando el respeto a Begoña Gómez, al convertirla en una persona aparentemente incapaz de tomar decisiones sin tutelas poderosas. De esa manera, con un afán proteccionista mal entendido, la presentan como una persona necesitada de ayuda para moverse en el mercado laboral, hasta el punto de que no desaprovecha la oportunidad de hacer alarde de dónde vive y con quién. Y una vez que se ha hecho un hueco en la Complutense ha sumado torpezas profesionales impropias del cargo que ocupa, hasta el punto de que algunas de esas torpezas pueden ser delictivas.

No hay nada contra ella, dicen su marido y los colaboradores de su marido. No ha cometido ningún delito que recoja el código penal. Si es así ¿por qué tiene miedo a comparecer ante el juez?

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