¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
Pedro Sánchez ha abierto la caja de los truenos con una imprecisa propuesta de regeneración democrática. Más allá de la obligación de los medios de informar quiénes son sus propietarios y la financiación pública que reciben, sólo hay una nebulosa. Todo dios recela de la buena intención del presidente. Impulsado por un problema personal, del que hizo partícipe al país hace tres meses, con la amenaza de dimitir, Sánchez apunta a lo que llama pseudomedios de ser origen de bulos, ariete del desprestigio de las instituciones y base del fango. La mentira, sin embargo, tiene mucho éxito.
Un gamberro con un móvil desde el que emite mentiras apocalípticas acaba de sacar 800.000 votos en las elecciones europeas y en su estreno califica en un vídeo al Parlamento de Estrasburgo de “circo, en el que no se decide nada, porque todo lo controla Von der Leyen desde una Comisión Europea antidemocrática”. El sujeto afirma que “Europa está yéndose a la mierda, al infierno, en llamas, con atentados terroristas cada día”. Esto ocurre no sólo desde reductos antisistema. Las mentiras se lanzan desde las cuatro esquinas. También desde el poder.
Sin ir más lejos, Sánchez tiene de director del CIS a un propagandista que exagera sin pudor el voto de la izquierda; pero ahí sigue Tezanos, tan campante. Hay una sobreactuación irreflexiva de los dos grandes partidos, que mienten a diario sobre méritos propios o defectos ajenos. Esta semana en el Congreso, Feijóo ha acusado de corrupta a la esposa de Sánchez y el presidente se ha reído del jefe del PP en una pantomima leída de un guion. Así, poco se puede regenerar. Más sensato, el peneuvista Aitor Esteban ha pedido sentido común y, de camino, ha reprochado al presidente la imprudente actividad profesional de Begoña Gómez, aunque no sea delito.
La desinformación tiene un efecto de onda pernicioso. El Instituto para el Estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford acaba de publicar la 13ª edición de su análisis sobre noticias digitales, con datos de 47 mercados de los cinco continentes. Cuatro de cada diez encuestados evita las noticias. Seis de cada diez entrevistados globales dudan de la veracidad de lo que encuentra en las redes. En España, son siete de cada 10. En el epílogo de su libro El pacto y la furia, Enric Juliana sostiene que pese a vivir una de las etapas más pacíficas de la historia de España, mucha gente tiene hoy miedo al futuro y a las noticias; no son pocos los que deciden desconectar para vivir más tranquilos.
Es otro éxito colateral de la mentira.
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