Gafas de cerca
Tacho Rufino
Un juego de suma fea
El problema de gobernar con niñatos y niñatas es que te estallan en las narices conflictos como el que ahora enfrenta a una parte del PSOE con otra, una parte del Gobierno con otra, una parte del feminismo con otra… Los titulares reproducían ayer el conflicto: "La norma desata el mayor cisma ideológico en el PSOE desde las primarias que ganó Sánchez en 2017" (El País); "Yolanda Díaz se suma a presión de Unidas Podemos sobre Sánchez y le urge a sacar adelante la ley trans" (El Mundo); "La Ley Trans destapa la estrategia del PSOE contra Unidas Podemos y fractura la izquierda" (ABC); "PSOE, PP, Cs y Vox votan a favor de ampliar el plazo para presentar enmiendas retrasando la aprobación de la ley" (La Vanguardia); "Carla Antonelli [primera y única mujer trans en ocupar cargo parlamentario] solicita la baja del PSOE por los retrasos en la tramitación de la ley trans" (El País)…
Podría seguir hasta llenar este artículo con titulares que reflejan esta batalla con muchos frentes internos. No se trata de la derecha contra la izquierda sino de la izquierda contra ella misma. Algunos puntos de esta Ley se han encontrado con la oposición, no solo de una parte del Gobierno y del PSOE, sino de la comunidad científica y el feminismo. A la primera Montero y los suyos hacen oídos sordos poniendo la subjetividad ideológica por encima de la objetividad científica. Al feminismo que se opone lo etiquetan de "histórico".
Se ignora, contra toda experiencia científica contrastada, que es un disparate que puede acarrear graves daños después no enmendables que los menores de edad puedan pedir el cambio de sexo a partir de los 12 años (entre 12 y 14 con aprobación judicial, entre 14 y 16 con asistencia de padres o tutores y a partir de 16 sin limitación alguna). Se ignora, como reivindica el feminismo mal llamado "histórico" (¿antiguo? ¿carroza? ¿desfasado?) que esta Ley "tiene un impacto negativo sobre las estadísticas que miden las desigualdades entre los sexos, la integridad física de las mujeres presas, los espacios separados por motivos de seguridad, el derecho de las mujeres a la paridad política y al deporte equitativo o la investigación sanitaria que contempla las diferencias físicas entre mujeres y hombres".
Debería aterrar que la ideología se imponga sobre la evidencia científica y sobre la experiencia acumulada tras años de lucha feminista.
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