La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La matraca de las felicitaciones despersonalizadas
Hace una semana el semanario británico The Economist situaba a España como la mejor economía de la OCDE, destacando en los cinco parámetros considerados por el semanario basándose datos propios, de la OCDE y del FMI: el PIB, la inflación, el rendimiento bursátil, la reducción del desempleo y el balance fiscal. Lógicamente Pedro Sánchez sacó pecho: “En esta legislatura y la anterior estamos demostrando que el crecimiento económico es posible y, además, no está reñido con la redistribución de esa riqueza entre la mayoría social de nuestro país. España vive uno de sus mejores momentos de las últimas décadas y eso es gracias al esfuerzo de todos los españoles y españolas, también a la contribución del Gobierno de España… Hoy mismo, un semanario, The Economist, acaba de situar a España como la economía que mejor desempeño ha tenido en todo el mundo en el año 2024, por encima de EEUU, Italia, Alemania o Francia. Por otra parte, la OCDE ha señalado el crecimiento de nuestro país cuatro veces por encima de la media de la UE”.
Una semana después la Comisión Europea alerta de que el riesgo de pobreza y los datos de abandono escolar y desempleo sitúan a España en situación crítica, situándola a la cola de la UE en convergencia social al suspender en 10 de los 17 indicadores evaluados por Bruselas, apuntando como causas las dificultades de los sistemas de protección social para proporcionar cobertura adecuada, las disparidades regionales en el acceso a servicios públicos y la persistente alta tasa de pobreza entre quienes tienen trabajo. “España experimenta desafíos con relación a la protección social y la inclusión” advierte el informe señalando que en 2023 la población en riesgo de pobreza y exclusión social general aumentó al 26,5% y al 34,5% entre los niños, cifras que están “muy por encima” del 21,3% y 24,8% de media en la UE. Añádase que la tasa de paro en España de los hombres menores de 25 años es la más alta de la UE y casi superior al doble de la media, mientras que la de las mujeres ocupa el segundo lugar más alto, solo superada por Grecia, y más del doble de la media de UE.
Como sea posible que España sea a la vez cabeza de la economía entre los países que integran la OCDE y cola en pobreza infantil, exclusión social, abandono escolar o paro en la UE –primera y última a la vez– es algo que los economistas pueden explicar, pero los ciudadanos no pueden entender.
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