La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Con la venia
Como decía Camilio José Cela, las tres cosas que mueven el mundo son el sexo, el dinero y el afán de mando. La mayoría de los partidos están plagados de cargos públicos que acabaron allí como podían haberlo hecho en cualquier otro. En los partidos con más antigüedad suele haber un proceso de selección entre la militancia vinculado a la lealtad perruna al líder, así eligen senadores y diputados a quienes tienen como único mérito ser el felpudo del jefe de turno. En los partidos nuevos, formados a prisa y corriendo ante las expectativas generadas porque el líder salía en televisión, se produce este fenómeno en toda su amplitud. Hay que presentar listas en cuantos más sitios mejor, así que se pregunta por ahí quién quiere ir y se cuelan oportunistas de todo tipo, unidos a los que ya había en los partidos tradicionales. Podemos se montó porque Pablo Iglesias iba a las tertulias de televisión, nacieron los círculos, hoy desaparecidos, y se hicieron las listas al buen tuntún, hoy sólo queda la corte del vicepresidente. Ciudadanos surgió en Cataluña de la mano de 15 intelectuales hartos del nacionalismo xenófobo y de ver cómo PP y PSOE lo consentían. Cuenta la leyenda que eligieron a Albert Rivera porque era joven, guapo, hablaba bien y era el primero por orden alfabético de los nombres, autodescartados los promotores. Cuando el proyecto empieza a cuajar, pensaron en su extensión por toda España, para lo que montan un banderín de enganche con gente más o menos conocida en sus pueblos y concejales de listas independientes. Dicen que un sanluqueño que vivía en Barcelona se había hecho de Ciudadanos, se fija un verano en un relojero de su pueblo que tenía tal inquietud política que había pasado por unos cuantos partidos, entonces era portavoz de un grupo independiente. La influencia del sanluqueño debía ser tal que el relojero pasó de concejal de pueblo a vicepresidente de la Junta como el banderillero de Belmonte, degenerando, mientras en el camino colocó a paisanos en el ejercicio de nepotismo más ridículo del ya castigado sector público andaluz. Primero fue bastón de Susana Díaz, ahora el más entusiasta defensor de Juanma Moreno, agarrado el poder como una lapa a la roca, por eso jamás ocurrirá en Andalucía lo de Murcia, porque Ciudadanos en Andalucía no existe, es una mera extensión de Bendodo. El tal Hervías marcha en busca de mejores pastos, cuando antes lo decidía todo: quito a Juanma y María, pongo a Domingo y Lucrecia, y a esa que sirve el catering. Mientras, el susto no se le quita del cuerpo a Susana Díaz ante el temor de que se convocasen elecciones anticipadas en Andalucía y a Pedro Sánchez le diera por hacer un Illa con María Jesús Montero.
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