Antes de la Magna, el Magno

27 de noviembre 2024 - 03:08

Una semana antes de la Magna, llega el Magno. La primera es como han llamado a la procesión que el día de la Inmaculada sacará ocho pasos a las calles de Sevilla como colofón visual y penitencial del II Congreso de Hermandades y Piedad Popular. El Magno, nombre de un conocido coñac, es el líder todopoderoso que vendrá a Sevilla entre algodones para presidir el 41 Congreso del PSOE. Para sus fieles, la analogía no es nada exagerada porque lo tienen como un nuevo Alejandro Magno, como un redivivo Carlomagno que busca su Aquisgrán cerca de Doñana.

Esta Magna socialista comienza pasado mañana, justo un mes después de la dana que llevó tanta muerte y destrucción a medio centenar de pueblos valencianos. En su libro Pretérito Perfecto, Ignacio Camacho cuenta que entre principios del siglo XV y finales del XVIII, Sevilla padeció cincuenta y seis riadas al desbordarse el Guadalquivir. Y que la epidemia de 1649 cuyos niños huérfanos llevó a sus cuadros Murillo llegó en un barco procedente de Valencia.

Será una procesión civil y como tal necesita de un paso de misterio. Lo hemos visto recientemente en la gubia de la actualidad. Esas imágenes de Pedro Sánchez repudiado por los suyos iniciando la refundación con un megáfono y una furgoneta acompañado por sus incondicionales, algunos pasados a la legión de los réprobos, a saber: Ábalos, Koldo y Santos Cerdán, que intervino en este casting de voluntades. En el centro del paso de misterio, entre sayones y escribas, se ve a este émulo del Mesías acompañado por unos Pedro, Juan y Santiago de guardarropía, hijos del Zebedeo o sobrinos de Largo Caballero. Al final se descubrirá que es a Judas a quien acompañan camino de la Gran Tribulación.

Llega el Magno a su particular Suresnes. A una ciudad que acoge una exposición de los Machado y donde el presidente del Gobierno acude con los Hermanos Macana. Viene a la ciudad que hace cuatro siglos visitó el rey Felipe IV acompañado por el conde-duque de Olivares y por Quevedo, porque a Velázquez, su pintor de cabecera, lo dejó en la Corte. Siempre hay un poeta por medio. Los poetas del 27 se reunieron en Sevilla en diciembre de ese año para honrar la memoria de Góngora en el tercer centenario de su muerte. En la foto del Congreso no se verá a Felipe y Alfonso, como no se vio a Cernuda, Aleixandre y Villalón en la foto bautismal de la generación del Siglo de Plata, los ahijados de Juan Ramón.

La Magna del Magno también vendrá con sus poetas de rigodón y sus cantautores de pitiminí. Una sola letra separa a Aldama del “gran Aldana”, ese poeta-soldado que peleó en la batalla de San Quintín y del que hablaba Cernuda, el ausente, en su poema crepuscular A sus paisanos, tan dolido, “¿Mi leyenda dije? Tristes cuentos / inventados de mí por cuatro amigos”. El gran Aldama.

Cuatro décadas y un año después, el Magno Sánchez viene a Sevilla para su particular 12-1 a Malta con la flor en el mismo sitio donde la tenía Miguel Muñoz. Goles a Bonnello, compatriota de la presidenta del Parlamento Europeo en cuya bancada ya se sienta la ex ministra de Transición Ecológica, la única Transición en la que cree Pedro ante Anás o lo que diga Caifás.

stats