Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
Quizá alguien me afee que está España como para que yo gaste cartuchos sobre la libertad religiosa en el mundo. Pero el informe que a fines de 2019 presentó la irreprochable y fiable ONG Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), ya mostraba un peligroso remonte de la amenaza a esa libertad que, no lo olvidemos, históricamente está en el origen de cualquier otra. La inmersión que aquí padecemos en una cultura laicista, cuando no declaradamente antitea, nos hace olvidar lo que el factor religioso supone en todas las grandes civilizaciones pasadas y actuales, en la vida de miles de millones de seres humanos.
Lo que AIN denunciaba es que en 38 países se cometen hoy graves violaciones contra confesiones religiosas, que van desde la simple y llana persecución sangrienta a la discriminación de los creyentes. Puesto que la India y China, con su enorme peso demográfico, han experimentado un serio agravamiento en los dos últimos años, hasta un 61% de la población mundial vive en zonas donde no se puede practicar con plena libertad la religión propia. Como es sabido, es el cristianismo la religión más duramente perseguida. Ahora Puertas Abiertas, una institución de origen protestante muy conocedora de la situación, estima en su informe de 2020 en más de 260 millones el número de cristianos bajo persecución, uno de cada ocho en el mundo. Ello se ha traducido, en el último año, en más de tres mil muertos, otros muchos arrestados y casi diez mil templos atacados.
Por todo eso debemos celebrar la muy reciente iniciativa de los Estados Unidos, igualmente ignorada en España pero respaldada por otros 26 países, veinte de ellos europeos, de crear una Alianza Internacional por la Libertad Religiosa. Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, ha declarado en su presentación que la libertad de religión o creencias, que incluye el derecho a no tenerlas pero también el de expresarlas mediante el culto, la práctica y la enseñanza, "no es un ideal occidental, sino verdaderamente la piedra angular de toda sociedad", desde la que se pueden construir y expandir los restantes derechos humanos. Así pues, como existe el mapa de la falta de libertad religiosa, existe el de los países comprometidos con su respeto y promoción, y no son pocos ni de los peores. Me llama la atención la ausencia de España, pero también de Italia y de Irlanda, otrora columnas del catolicismo occidental. Claro que por no estar, tampoco está el Vaticano.
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