La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Doloroso, pero justo. Indudablemente duele que el número uno del mundo no pueda jugar una competición tan importante, pero no se comprendería que un deportista viviese al margen de la norma que rige para el resto de los ciudadanos. Australia tiene una norma obligatoria para todos y Djokovic ha querido eludirla, incluso falseando la realidad con una actitud que le descalifica. Haber permitido que el serbio sortease las normas australianas hubiera dejado al país de los canguros a la altura de una república bananera. Habría sido impresentable, tan impresentable como la reacción serbia, con la familia en plan hooligan portando la pancarta de la manifestación. Tampoco las declaraciones serbias sobre el deterioro en las relaciones diplomáticas con Australia son de recibo y ojalá todos los países del orbe supieran defender sus normas con esa firmeza.
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