Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Tres libros sobre la crisis de la democracia debiera llamarse en realidad esta nota, pero la caja no lo permite y tampoco importa. Sí importa la afortunada casualidad de que en pocos meses hayan aparecido en España tres libros que desde perspectivas diferentes pero muy complementarias -el mundo hispano, el anglosajón y el centroeuropeo- abordan, sin temor a lo políticamente correcto y con mucha hondura de análisis, una gran cuestión de nuestro tiempo: la degradación y agotamiento de las vetas ideológicas que han sustentado las democracias occidentales en las últimas décadas, y la incertidumbre sobre cuáles podrían ser las alternativas.
Pensar lo que más les duele es el incisivo título del libro de Adriano Erriguel, seudónimo que encubre a un enigmático jurista mexicano, buen conocedor de la realidad española. Erriguel desvela y critica lo que significó el triunfo de la versión libertaria de mayo del 68 como precursora y aliada indispensable del neoliberalismo, al que allanó el camino al facilitar el aniquilamiento de las viejas solidaridades que daban consistencia a las sociedades occidentales.
R. R. Reno, editor de la influyente revista First Things, se enfrenta en El regreso de los dioses fuertes a la necesidad de rescate de los viejos fundamentos (familia, patria, moral y religión), los dioses fuertes de su título, para compensar el enloquecimiento de los dioses débiles promovidos, en Estados Unidos y luego en Europa, tras la II Guerra Mundial, para hacer posible sociedades abiertas sin otro fundamento que el individuo. Aquel viejo consenso, justificado por el enorme desastre producido por los sistemas autoritarios, se ha vuelto contra nosotros. Según Reno, el enemigo interno de Occidente no es ahora el nazismo o el fascismo inexistentes, sino las nuevas ortodoxias surgidas del individualismo, el victimismo y el relativismo.
Ryszard Legutko es un filósofo católico de larga biografía que lidera hoy el principal grupo polaco en el Parlamento Europeo, el del partido Ley y Justicia, gobernante en su país. En Los demonios de la democracia narra el asombro que le produjo a alguien como él, activo luchador contra el comunismo, conocer la realidad de las idealizadas sociedades europeas de Occidente. Ese estupor, transformado en un ensayo de rara lucidez y muy bien escrito, le lleva a la conclusión de que la democracia liberal es incapaz de frenar la deriva hacia su propia destrucción. El rebajamiento continuo y la inclinación a la connivencia con los enemigos de la libertad, opina, la han minado por completo.
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