La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sevilla cambia y evoluciona
La aldaba
Al final hay que comprender que haya tantísimos ciudadanos que consideren que todos los partidos son iguales porque todos siguen mecanismos tendentes al cesarismo. El líder es uno y a ti te conocí en la calle. Ahora nos informan con toda precisión de que "en las próximas horas" sabremos el nombre del sucesor o sucesora de mi Juan (Espadas) al frente del PSOE andaluz. Estamos como el que ve venir al heladero haciendo sonar la trompetilla en una playa andaluza en pleno agosto: "¡¡¡Oigaaaaaaa, hay bombón helado vitaminado por el médico recomendado!!!". Pues ya están en la sede de la calle Ferraz a punto de hacer sonar el instrumento, que es la versión socialista de la libretilla azul del Aznar del año 2004 cuando tuvo que elegir a su sucesor entre Rodrigo Rato, Mariano Rajoy ("Chichichí") y Jaime Mayor Oreja con el andaluz Javier Arenas de moderador de la curia monclovita en aquellos almuerzos regados con Ribera del Duero y rematados con helado de moka. ¿Y qué me dicen de la sucesión del PP andaluz tras el fiasco del pluriempleo de Zoido? La de veces que Juan Ignacio, siendo alcalde de Sevilla, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias y nada menos que presidente del PP andaluz, telefoneó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no ya para colocar a Oseluí Sanz, por el que a la hora de la verdad nunca apostó expresamente, sino para quitarse él del incómodo puesto de la calle San Fernando y poder dedicarse de pleno a la Alcaldía. "Chichichí... es que hay gente allí y aquí", le decía Rajoy desde Madrid en referencia a que en la capital del reino había andaluces dispuestos a pilotar el PP andaluz. El equipo de Sanz se cabreaba porque Zoido no se quemaba nunca por apoyar la nominación de Oseluí... Al final, ni fue Sanz el elegido para la aventura autonómica ni se mantuvo la Alcaldía de Sevilla en las municipales de 2015. Y Rajoy tras consultar su libreta azul se subió en un avión y voló a Japón.
Se acuerda uno ahora de aquellos días a cuenta del futuro de PSOE andaluz, varado desde diciembre de 2018, mantenido con la respiración artificial de los servicios mínimos de una izquierda que dejó de capitalizar el fervor autonómico y de una formación política que perdió la condición de partido de la tierra. La historia no se repite, la historia es la misma. Solo cambia la mayor o menor pericia de los protagonistas, el resentimiento de los que no cumplieron sus objetivos, las circunstancias que marcaron cada proceso y poco más. Ahora esperamos a que quizás el presidente Sánchez elija a María Jesús Montero, acomodada en el escaño azul, o tal vez a un desconocido al que habrá que procurarle una notoriedad. Y eso lleva tiempo. Juan Espadas nunca debió dejar la Alcaldía para afrontar la aventura autonómica. Y Montero perderá mucho de inicio si deja el Gobierno de España. Nunca se debe cambiar para bajar escalones. Y saber sufrir es una exigencia, pero sin una esperanza en el horizonte es de torpes. En el PSOE andaluz hay gente allí, pero no aquí.
También te puede interesar