De librerías y libreros

09 de agosto 2024 - 03:08

Leo un reportaje sobre algunas de las librerías más antiguas de Europa [Usted perdone, ¿del circo sanchezpuigilla con tocata y fuga no escribe usted? No. Seamos serios nosotros, ya que no lo son quienes nos gobiernan]. Figuran, por supuesto, las famosas Bertrand de Lisboa (1732), Hatchard de Londres (1797), Matras de Cracovia (1825), Hijos de Santiago Rodríguez de Burgos (1850) –la más antigua de España–, Galignani de París (1856), la espectacularmente hermosa Lello en Oporto (1881/1906) a la que dio gran popularidad la creencia de que había inspirado escenarios de Harry Potter, pero que a mí me recuerda la biblioteca de Henry Higgins en My Fair Lady diseñada por Cecil Beaton, quien se inspiró en la biblioteca que Emilio Terry diseñó para el Chateau de Groussay del multimillonario, esteta y coleccionista de arte –además de organizador de fiestas legendarias– Carlos de Beistegui e Yturbe, ambos de orígenes hispano-cubano-mexicano-vasco-gaditanos.

Afortunadamente en muchas ciudades europeas viven librerías con más de un siglo. Resistiendo las embestidas de la compra por internet y los e-book. Pero no en Sevilla. No solo no ha sobrevivido ninguna centenaria, tampoco otras que lograron cumplir el medio siglo y ni tan siquiera algunas que solo contaban dos o tres décadas.

Reivindico mi derecho a la melancolía al recordar las históricas librerías Viuda de Tomás Sanz en Sierpes –en su última etapa en la esquina de Polavieja con Granada–, Librería Internacional Lorenzo Blanco en Villegas, Eulogio de las Heras en Sierpes, Pascual Lázaro en Francos y Sierpes o El Rosario de Oro en Sagasta. A las que sumo –recordando solo las del centro– las más jóvenes, pero igualmente perdidas, Atlántida, Al Ándalus, Repiso, Antonio Machado, La Roldana, Céfiro, Padilla, Beta, Verbo y la más mía, la Montparnasse de Don Remondo del siempre recordado y querido André Duval.

Feliz excepción, en lo que a las librerías del centro se refiere, es la supervivencia de Reguera en Almirante Apodaca, reconvertida en La Botica de Lectores tras la jubilación de Julio Reguera. Y los 23 años de vida de La Casa del Libro. Más, por supuesto, saliéndome del centro, la que quizás sea la mejor y más antigua librería de Sevilla, con 44 años de vida, Palas en Asunción, nacida por iniciativa del mejor profesor que tuve en la carrera, Alfonso Lazo, que llevan adelante sus hijos como excelentes libreros vocacionales.

stats