Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
opinión
EL Ayuntamiento de Sevilla insiste en alicatar la zapata de Triana. De este proyecto, que incluye tres murales, al menos uno afectaría al entorno protegido del puente de Triana, que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Cuando esto sucede, el protocolo dicta que el proyecto debe ser aprobado en Comisión de Patrimonio Provincial, dependiente de la Consejería de Cultura. En este caso fue aprobado por la Comisión de Patrimonio Local, que depende exclusivamente del Ayuntamiento. ¿Podríamos estar ante un defecto de procedimiento? Una respuesta afirmativa invalidaría el proyecto sin más.
Ahora, el Ayuntamiento, a través del profesor Orce, anuncia que sólo son cuestionables los murales laterales, y que el central, con el redundante rótulo de Triana, se da por hecho.
Desde la Plataforma Salvemos Triana creemos que todo el proyecto está en cuestión. Si una de las partes es discutible, ¿no lo es también el conjunto? En este caso particular se actúa sobre un elemento unitario del siglo XVIII que se percibe como parte indisociable del paisaje urbano de Sevilla. ¿Es lícito que el malecón sea troceado para intervenir sobre él de modo parcial? ¿No existe una cierta mirada sesgada y perversa en quitar la parte dudosa del proyecto y dejar la que interesa dejar porque ya están fabricados los azulejos? Y el debate del marco normativo es aún más amplio, pues el malecón se encuentra recogido como "elemento a proteger" en el Catálogo de Espacios Públicos del Plan Especial de Protección del Centro Histórico de Sevilla.
La lógica del Ayuntamiento parece clara: "como ya lo tengo listo, lo tengo que colocar sí o sí". Y esta manera de proceder se salta todos los protocolos de actuación y de intervención en el patrimonio, al tiempo que subraya la falta de coherencia del alicatado como un proyecto unitario.
El alicatado es lo que es: un atentado contra el patrimonio. El profesor Orce le resta importancia y vocea irresponsablemente que es reversible, pasando por alto su elevado coste de 1.364 euros por metro cuadrado ¿Desde cuándo se ha actuado en el patrimonio argumentando que algo se puede quitar? ¿Y cuánto dinero público habrá que sumar para quitarlos? Y todos sabemos que una vez colocados, allí se quedarán, señalándonos estúpidamente lo que todos sabemos: que Triana está ahí enfrente; y lo que es aún peor, perpetuando un grave error. Su foto siempre será el recuerdo de una pésima intervención. Y en hemeroteca quedarán patentes, con nombre y apellidos, los promotores del proyecto y la férrea oposición de un coro de voces que, al unísono, pidieron la paralización de este proyecto.
El Ayuntamiento aún está a tiempo de rectificar.
Desde Salvemos Triana pensamos que esta polémica pone de manifiesto un problema de mayor calado: la desprotección patrimonial del puerto histórico de Sevilla. Creemos que tanto el Ayuntamiento como la Junta deberían ponerse manos a la obra y corregir esta omisión, para que así no vuelvan a surgir ocurrencias como ésta. ¿No sería un verdadero logro para Triana y Sevilla tener sus bienes correctamente reconocidos y protegidos?
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