La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Sevilla/Los edificios de alto riesgo existen. La tragedia de Valencia obligará a revisar con más intensidad si cabe los revestimientos. La velocidad de propagación del fuego provocó un verdadero impacto. Mantuvimos hasta las doce y cuarto de la noche la ingenua ilusión de que no hubiera ningún fallecido, porque pasaban las horas y sólo se registraban heridos. Nada será igual, o nada debe serlo, para muchos ayuntamientos de España, que tendrán que poner especial celo en la inspección de los materiales de los nuevos inmuebles y en los de los ya construidos, sobre todo de esas colmenas de habitantes que marcan el paisaje de las grandes poblaciones. Es evidente que existen edificios que son verdaderas amenazas, como ocurre con algunas carreteras. El caso es detectar a tiempo los factores de riesgo.
Sevilla vivió en los dos últimos meses de 1998 dos hechos trágicos. El incendio del Edificio Oriente provocó un muerto y varios heridos. La chispa de una soldadura y un material inflamable empleado en el cerramiento de las terrazas propagaron las llamas. El 31 de diciembre se derrumbó el Bazar España y hubo que lamentar cinco muertos. El día fue de lluvia y viento. Soplaron vientos fuertes de hasta 115 kilómetros por hora, una cifra récord que no se alcanzó en Sevilla en los siguientes 15 años. Sin embargo, el muro tendría que haber aguantado en pie de haber estado apuntalado o protegido con alguna construcción en el interior. El derrumbe de una fachada de la calle Bustos Tavera el 6 de abril de 1999 provocó la muerte de una joven de 24 años.
El Ayuntamiento de Sevilla tuvo que reaccionar con la ordenanza para la Inspección Técnica de Edificios (ITE), que entró en vigor en junio de 2000. La normativa obliga a comunidades y propietarios de edificios a certificar mediante documento expedido por un técnico cualificado, arquitecto o arquitecto técnico, la situación del inmueble y las obras o reparaciones que precise para su correcta conservación.
En diciembre de 2022 se vino abajo la fachada de Casa Damas, en plena calle Sierpes y en las fechas comerciales más importantes del año. Por fortuna eran las siete de la mañana. Los comercios estaban todavía cerrados. Fue la confirmación de que la ordenanza no había sido una ocurrencia. La lucha por la seguridad y contra la fatalidad y la negligencia (temeraria) debe ser permanente.
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