La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Desde mi córner
JARRO de agua helada, pero que no debe ser impedimento para el galope del Sevilla rumbo a San Mamés. La derrota del domingo que rompía una hermosa racha de triunfos caseros resultó sorprendente y también dolorosa, sobre todo por no haberse aprovechado los tropiezos en Balaídos y San Mamés de sus dos competidores en esa carrera hacia el quinto puesto. Sabiendo lo que había pasado dio más coraje el tropiezo, claro que sí.
Curiosamente, el Sevilla fue a perder el partido en que menos lo mereció de los últimos librados al calor de su fervorosa clientela. Cierto es que fue cortocircuitado por la Real en una primera parte modélica de los donostiarras, pero tanto ahí como en la continuación surgieron ocasiones sobradas como para haber amarrado todo el botín. Todo acabó mal y con mucho dolor, pero no debería este batacazo influir en el ánimo cuando hoy se emprenda el camino del Bocho.
Seguro que con Krohn Dehli, Banega y Vitolo en el entrelineado, el Sevilla será el Sevilla a que estamos acostumbrados. La Liga Europa es el bálsamo que vitaliza al Sevilla de la última década y a él debe agarrarse como el camino que le conduciría a metas que la Liga doméstica le niega. Aun cuando los números como visitante son nefastos, San Mamés es sólo el primer tiempo de un partido que acaba el jueves de Feria en Nervión y ya se sabe a qué suena el jueves de Feria en Nervión.
Tras lo de anoche en Barcelona y lo de hoy en Wolfsburgo llega un plato fortísimo, el de la visita del Sevilla a San Mamés. La prueba del nueve que fue el choque con el otro gran equipo vasco no resultó satisfactoria a ojos sevillistas, pero tampoco debe ser óbice para que las cosas sean como se desea en este rincón. Lo principal es salir de San Mamés por su pie para preparar un jueves de Feria parecido a aquel de hace ahora diez años, gol de Puerta en el recuerdo.
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