Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
En una sociedad en la que se condena con efectos preventivos, se dispara y después se pregunta, se lapida sin misericordia, se intenta tantas veces la muerte de civil de políticos o empresarios que salen después limpios de polvo y paja, resulta ejemplar y gratificante la reacción de María del Monte e Inmaculada Casal tras conocerse que el sobrino de la cantante figura entre los ocho detenidos por el asalto que sufrieron en su casa del Aljarafe el pasado 25 de agosto. Un robo que las ha dejado conmocionadas, como nos hubiera pasado a cualquiera, y en el que corrieron serios riesgos porque estaban dentro cuando cinco encapuchados irrumpieron a las cinco de la madrugada. Desde el primer minuto se sospechó de los allegados, por eso recibieron la indicación de ser extremadamente discretas. La Guardia Civil ha trabajado durante cinco meses, ha intervenido teléfonos y ha empleado dispositivos de geolocalización de los sospechosos bajo la dirección del Juzgado de Instrucción número 16 de Sevilla. A las ocho detenciones hay que sumar once registros, de los que nueve han sido en Sevilla capital y dos en la provincia. De la casa de la cantante y la periodista se llevaron todo lo valioso como en una razia, pero por fortuna sin violencia. Después de todo el operativo de cinco meses y de todo lo que ha trascendido, no he oído más veces aludir a la presunción de inocencia en boca de dos víctimas que en este caso. Las dos en diferentes foros y lugares han dado un mensaje de tranquilidad, de confianza en la Justicia y de esperar a que concluya la investigación y se pronuncie el juez. Ni un comentario tendencioso, ni un yo ya me lo veía venir, ni un gesto de condena. Erre que erre con la presunción de inocencia cada vez que se les ha preguntado por los detenidos, especialmente por el sobrino de la cantante. Una lección de serenidad cuando todos hubiéramos entendido desde un silencio hermético hasta un hondo lamento. Ni siquiera han rehuido de los micrófonos. Todo se acabará sabiendo y ya habrá tiempo de declaraciones contundentes... o no.
¿Se imaginan esta reacción ejemplar en tanto casos que han acabado gratuitamente con la reputación civil de personajes públicos? Que al menos saquemos algo positivo de un hecho tan desagradable en el que uno, como en tiempos confesó quien sufrió un robo muy parecido, puede sentir que ha sufrido una suerte de violación al ver que han irrumpido en su intimidad, en sus estancias, en su hogar. Gracias a las dos, Inmaculada y María del Monte, por tanta serenidad en un momento tan complicado, como bien destacó ayer el compañero Sergio Morante en Canal Sur Televisión. No es habitual que dos víctimas den una lección de mesura a la sociedad.
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